Para materializar nuestra novela, debemos conocer cómo se realizan las cadenas de acción constitutivas del argumento. Sin argumento no hay novela y sin personajes no hay argumento. Una vez que sabemos construirlo, trabajaremos los elementos que giran en torno a él, gestionaremos y recrearemos las informaciones que lo conforman, y nos expresaremos con claridad.
«Fórmula» para materializar una novela:
Cadena o cadenas de acción + expectativas y expectativas falsas + interrupciones +
gestión de la información + estilo.
1. La cadena o conjunto de cadenas
de acción constituye el argumento, y supone el soporte de nuestra obra.
Esquema de una cadena de acción:
— Situación
inicial estancada (con una expectativa sutil y potente que mantendremos
abierta hasta el final).
— Ruptura
(hecho que fractura la tranquilidad inicial). La ruptura causa el conflicto.
— Conflicto
(dilema vital, confrontación de fuerzas antagónicas. El personaje ha de elegir
y elija lo que elija, perderá algo). El conflicto supone la consecuencia de la
ruptura y causa el objetivo.
— Objetivo
(de índole vital, se halla lejos y su obtención se torna muy complicada). El
objetivo supone la consecuencia del conflicto y causa la lucha por su
consecución.
— Lucha por la consecución del objetivo con obstáculos crecientes (tras finalizar cada obstáculo [victoria o derrota]: relajación momentánea y preparamos al lector para el siguiente). La lucha por la obtención del objetivo supone la consecuencia del conflicto.
— Clímax (último y más potente obstáculo). Forma parte de la lucha por la consecución del objetivo y causa el desenlace.
Nota: A partir del clímax, ya no pueden aparecer personajes ni
elementos nuevos. Culminaremos nuestras novelas con los personajes y
elementos que estuvieron en juego desde el principio.
— Desenlace (el personaje consigue o no su objetivo). Supone la consecuencia del clímax.
A lo largo de la cadena de acción
vamos trabajando una relación de causa y consecuencia.
Trama: cada cadena de
acción conforma una trama. Tramas principales y secundarias.
Historia: trama o tramas
principales.
Elementos
que giran alrededor del argumento: personajes, duración del argumento, tono, público, modo de referir el argumento, tipo y subtipo de argumento/novela, narrador y punto de vista, contextualización espacial, temporal, social y sensorial, resortes dramáticos, alma, fórmula narrativa y recursos para generar extensión.
Tipos de argumento/novela: realista, de ciencia
ficción y fantástico/a.
Subtipos de novela realista: novela rosa, romántica (Romanticismo), erótica, picaresca, realista,
naturalista, histórica, de aventuras y viajes, policíaca, negra, thriller de acción, thriller existencial,
filosófica, de formación, psicológica, existencial,
social, de guerra.
Subtipos de novela de ciencia
ficción: ópera espacial, novela de aventuras y viajes, ciencia ficción militar, robótica, viajes en el tiempo, viajes espaciales, retrofuturismo, greenpunk,
ciberpunk, biopunk, utopía, distopía, postapocalipsis, ucronía.
Subtipos de novela fantástica: fantasía épica,
romance paranormal, novela de vampiros, fantasía urbana.
Recursos para generar extensión
en nuestra novela:
— Cuantos más personajes trabajemos, más extensa será la
novela.
— Cuantas más cadenas de acción trabajemos, más extensa
será la novela.
— Cuantos más obstáculos trabajemos, más extensa será la
novela.
— Cuantas más voces narradoras trabajemos, más extensa
será la novela.
— Cuantos más puntos de vista trabajemos, más extensa
será la novela.
— Las descripciones otorgan extensión a la novela.
— El uso de saltos temporales, metaliteratura, sueños,
efecto Rashomon (un hecho narrado desde diferentes perspectivas), contrastes,
digresiones e historias incrustadas otorga extensión a la novela.
Nota: Toda información ha de poseer un porqué y una justificación. Esto es, incide en el avance del argumento, le aporta verosimilitud o desvía la atención del lector.
2. Las expectativas inciden en el avance del argumento. Las expectativas falsas suponen detalles sutiles que desvían la atención del lector. Para trabajar las expectativas y las expectativas falsas, debemos conocer muy bien el argumento y la biografía de cada personaje.
Las expectativas pueden ser de corta, media o larga duración.
Comenzaremos la novela con una expectativa potente y sutil que mantendremos abierta hasta el final. Siempre habrá alguna expectativa abierta, pero no abriremos expectativas en cada escena. Tras abrir una expectativa o cerrar un obstáculo: relajación. Al final, todas las expectativas tienen que quedar cerradas; salvo las falsas.
3. Salpicaremos el desarrollo del
argumento con interrupciones. Las interrupciones incidirán en
el avance del argumento, le otorgarán verosimilitud o desviarán la atención del
lector.
Avance: argumento con
expectativas.
Verosimilitud: contextualizaciones
(espacial, temporal, social y sensorial).
Desvío
de la atención del lector: expectativas falsas.
Interrumpiremos acciones con
otras acciones o con pensamientos.
Interrumpiremos pensamientos
con acciones.
Interrumpiremos pensamientos sublimes con pensamientos cotidianos.
Para efectuar las interrupciones,
hemos de conocer el argumento y la biografía de cada personaje.
4. Gestión de la información: Desde el principio de cada escena el lector estará ubicado (quién habla o piensa, dónde, cuándo y punto de vista. Ofreceremos la información sensorial pertinente a lo largo de cada escena). El personaje con punto de vista es el primero que aparece en cada escena, aunque no será necesariamente el primero que aparezca en cada párrafo y oración de la misma.
Ordenaremos la información dentro de cada escena cronológicamente.
Coherencia, cohesión, naturalidad, verosimilitud (verosímil: creíble).
Toda información poseerá un porqué y una justificación.
No repetiremos información.
Describiremos, sugeriremos o resumiremos cada información.
No ofreceremos información obvia ni deducible.
Dejaremos un espacio para la
imaginación del lector.
¿Cómo generamos ese «espacio»
para que el lector pueda imaginar?:
— Expectativa del comienzo
— Expectativas y expectativas
falsas a lo largo del devenir argumental
— Información sugerida, no
mostrada o recreada
— Recreación física de la abstracción sin mencionarla
Malhumor
burocrático (abstracción).
Pasó
toda la mañana en aquella oficina, que olía a polvo, discutiendo con diversos
funcionarios de voces amarillas y ojerosas (recreación
física del mal humor burocrático).
Al recrear el malhumor burocrático sin mencionarlo, el lector lo deduce.
— Supresión de adjetivos que
repiten información del sustantivo al que acompañan. Gritos agudos y excitados.
— Supresión de adjetivos
deducibles por contexto. La casa ya
estaba ordenada. Sonrió complacida.
— Supresión de sustantivos
abstractos deducibles por contexto. El
coronel metió la mano bajo la falda de la joven prisionera. Sus ojos brillaron de
lascivia.
— Supresión de adverbios que
repiten información del verbo al que acompañan. La contempló amorosamente.
Corrió rápidamente. Los pleonasmos enfáticos suponen un recurso
literario: Corrió muy rápidamente.
Todas las informaciones tachadas
forman parte del espacio reservado para la imaginación del lector. No hace
falta que se las digamos, ya las deduce él.
— En vez de emplear oraciones del
tipo Hacia ellos se acercaba un hombre en
bicicleta o Divisaron
a un hombre que montaba a caballo,
utilizaremos oraciones como Hacia
ellos se acercaba un ciclista o Divisaron un jinete.
La
bicicleta y el caballo forman parte del espacio reservado para la
imaginación del lector.
5. Estilo: Claridad, brevedad, sencillez, orden, agilidad, dinamismo, fluidez, elegancia, precisión, economía lingüística, belleza y opciones estilísticas medidas al milímetro.
Lenguaje cotidiano, preciso y elegante con intercalación puntual de pasajes poéticos (belleza).
Párrafos breves y de diferentes longitudes.
Oraciones breves y de diferentes longitudes, sin superar las treinta y cinco palabras entre punto y punto.
Palabras breves, sencillas y concretas; evitando rimas, cacofonías, pleonasmos y repeticiones innecesarias.
Normalmente preferiremos específico en relación con genérico. Cantaban los pájaros (genérico); Cantaban los gorriones (específico).
Siempre que sea posible,
recrearemos físicamente las abstracciones sin mencionarlas.
Juan
estaba supercontento (abstracción).
Juan caminaba silbando y saludando a todo el mundo (recreación física de supercontento).
No mencionaremos una abstracción
y la recrearemos físicamente.
Arancha estaba tristísima y
se pasaba el día llorando.
Solemos proporcionar información
obvia al final de las oraciones. Se cayó al
suelo; Lanzaron globos al aire.
¡Pues
aquí damos por concluida esta reflexión sobre los elementos básicos que
necesitamos conocer para realizar nuestra novela!
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