lunes, 9 de noviembre de 2020

Bases para escribir una novela

 

Para materializar nuestra novela, debemos conocer cómo se realizan las cadenas de acción constitutivas del argumento. Sin argumento no hay novela y sin personajes no hay argumento. Una vez que sabemos construirlo, trabajaremos los elementos que giran en torno a él, gestionaremos y recrearemos las informaciones que lo conforman, y nos expresaremos con claridad.

 

«Fórmula» para materializar una novela:

Cadena o cadenas de acción + expectativas y expectativas falsas + interrupciones + gestión de la información + estilo.

 

1. La cadena o conjunto de cadenas de acción constituye el argumento, y supone el soporte de nuestra obra.


Esquema de una cadena de acción:

Situación inicial estancada (con una expectativa sutil y potente que mantendremos abierta hasta el final).

Ruptura (hecho que fractura la tranquilidad inicial). La ruptura causa el conflicto.

Conflicto (dilema vital, confrontación de fuerzas antagónicas. El personaje ha de elegir y elija lo que elija, perderá algo). El conflicto supone la consecuencia de la ruptura y causa el objetivo.

Objetivo (de índole vital, se halla lejos y su obtención se torna muy complicada). El objetivo supone la consecuencia del conflicto y causa la lucha por su consecución.

Lucha por la consecución del objetivo con obstáculos crecientes (tras finalizar cada obstáculo [victoria o derrota]: relajación momentánea y preparamos al lector para el siguiente). La lucha por la obtención del objetivo supone la consecuencia del conflicto.

Clímax (último y más potente obstáculo). Forma parte de la lucha por la consecución del objetivo y causa el desenlace.

Nota: A partir del clímax, ya no pueden aparecer personajes ni elementos nuevos. Culminaremos nuestras novelas con los personajes y elementos que estuvieron en juego desde el principio.

Desenlace (el personaje consigue o no su objetivo). Supone la consecuencia del clímax.


Efectuaremos cada eslabón de la cadena de acción (situación inicial estancada, ruptura, conflicto, etc.) mediante la recreación de anécdotas encadenadas. 

A lo largo de la cadena de acción vamos trabajando una relación de causa y consecuencia.


Trama: cada cadena de acción conforma una trama. Tramas principales y secundarias.

Historia: trama o tramas principales.

Elementos que giran alrededor del argumento: personajes, duración del argumento, tono, público, modo de referir el argumento, tipo y subtipo de argumento/novela, narrador y punto de vista, contextualización espacial, temporal, social y sensorial, resortes dramáticos, alma, fórmula narrativa y recursos para generar extensión.


Tipos de argumento/novela: realista, de ciencia ficción y fantástico/a.

Subtipos de novela realista: novela rosa, romántica (Romanticismo), erótica, picaresca, realista, naturalista, histórica, de aventuras y viajes, policíaca, negra, thriller de acción, thriller existencial, filosófica, de formación, psicológica, existencial, social, de guerra.

Subtipos de novela de ciencia ficción: ópera espacial, novela de aventuras y viajes, ciencia ficción militar, robótica, viajes en el tiempo, viajes espaciales, retrofuturismo, greenpunk, ciberpunk, biopunk, utopía, distopía, postapocalipsis, ucronía.

Subtipos de novela fantástica: fantasía épica, romance paranormal, novela de vampiros, fantasía urbana.


Recursos para generar extensión en nuestra novela:

— Cuantos más personajes trabajemos, más extensa será la novela.

— Cuantas más cadenas de acción trabajemos, más extensa será la novela.

— Cuantos más obstáculos trabajemos, más extensa será la novela.

— Cuantas más voces narradoras trabajemos, más extensa será la novela.

— Cuantos más puntos de vista trabajemos, más extensa será la novela.

— Las descripciones otorgan extensión a la novela.

— El uso de saltos temporales, metaliteratura, sueños, efecto Rashomon (un hecho narrado desde diferentes perspectivas), contrastes, digresiones e historias incrustadas otorga extensión a la novela.

 

Nota: Toda información ha de poseer un porqué y una justificación. Esto es, incide en el avance del argumento, le aporta verosimilitud o desvía la atención del lector.

 

2. Las expectativas inciden en el avance del argumento. Las expectativas falsas suponen detalles sutiles que desvían la atención del lector. Para trabajar las expectativas y las expectativas falsas, debemos conocer muy bien el argumento y la biografía de cada personaje.

Las expectativas pueden ser de corta, media o larga duración.

Comenzaremos la novela con una expectativa potente y sutil que mantendremos abierta hasta el final. Siempre habrá alguna expectativa abierta, pero no abriremos expectativas en cada escena. Tras abrir una expectativa o cerrar un obstáculo: relajación. Al final, todas las expectativas tienen que quedar cerradas; salvo las falsas.

 

3. Salpicaremos el desarrollo del argumento con interrupciones. Las interrupciones incidirán en el avance del argumento, le otorgarán verosimilitud o desviarán la atención del lector.


Avance: argumento con expectativas.

Verosimilitud: contextualizaciones (espacial, temporal, social y sensorial).

Desvío de la atención del lector: expectativas falsas.


Interrumpiremos acciones con otras acciones o con pensamientos.

Interrumpiremos pensamientos con acciones.

Interrumpiremos pensamientos sublimes con pensamientos cotidianos.

Interrumpiremos pensamientos cotidianos con pensamientos sublimes.

Para efectuar las interrupciones, hemos de conocer el argumento y la biografía de cada personaje.

 

4. Gestión de la información: Desde el principio de cada escena el lector estará ubicado (quién habla o piensa, dónde, cuándo y punto de vista. Ofreceremos la información sensorial pertinente a lo largo de cada escena). El personaje con punto de vista es el primero que aparece en cada escena, aunque no será necesariamente el primero que aparezca en cada párrafo y oración de la misma.

Ordenaremos la información dentro de cada escena cronológicamente.

Coherencia, cohesión, naturalidad, verosimilitud (verosímil: creíble).

Toda información poseerá un porqué y una justificación.

No repetiremos información.

Describiremos, sugeriremos o resumiremos cada información.

No ofreceremos información obvia ni deducible.

Dejaremos un espacio para la imaginación del lector.


¿Cómo generamos ese «espacio» para que el lector pueda imaginar?:

— Expectativa del comienzo

— Expectativas y expectativas falsas a lo largo del devenir argumental

— Información sugerida, no mostrada o recreada

— Recreación física de la abstracción sin mencionarla

Malhumor burocrático (abstracción).

Pasó toda la mañana en aquella oficina, que olía a polvo, discutiendo con diversos funcionarios de voces amarillas y ojerosas (recreación física del mal humor burocrático).

Al recrear el malhumor burocrático sin mencionarlo, el lector lo deduce.

— Supresión de adjetivos que repiten información del sustantivo al que acompañan. Gritos agudos y excitados.

— Supresión de adjetivos deducibles por contexto. La casa ya estaba ordenada. Sonrió complacida.

— Supresión de sustantivos abstractos deducibles por contexto. El coronel metió la mano bajo la falda de la joven prisionera. Sus ojos brillaron de lascivia.

— Supresión de adverbios que repiten información del verbo al que acompañan. La contempló amorosamente. Corrió rápidamente. Los pleonasmos enfáticos suponen un recurso literario: Corrió muy rápidamente.

Todas las informaciones tachadas forman parte del espacio reservado para la imaginación del lector. No hace falta que se las digamos, ya las deduce él.

— En vez de emplear oraciones del tipo Hacia ellos se acercaba un hombre en bicicleta o Divisaron a un hombre que montaba a caballo, utilizaremos oraciones como Hacia ellos se acercaba un ciclista o Divisaron un jinete.

La bicicleta y el caballo forman parte del espacio reservado para la imaginación del lector.


5. Estilo: Claridad, brevedad, sencillez, orden, agilidad, dinamismo, fluidez, elegancia, precisión, economía lingüística, belleza y opciones estilísticas medidas al milímetro.

Lenguaje cotidiano, preciso y elegante con intercalación puntual de pasajes poéticos (belleza).

Párrafos breves y de diferentes longitudes.

Oraciones breves y de diferentes longitudes, sin superar las treinta y cinco palabras entre punto y punto.

Palabras breves, sencillas y concretas; evitando rimas, cacofonías, pleonasmos y repeticiones innecesarias.

Normalmente preferiremos específico en relación con genérico. Cantaban los pájaros (genérico); Cantaban los gorriones (específico).

Siempre que sea posible, recrearemos físicamente las abstracciones sin mencionarlas.

Juan estaba supercontento (abstracción).

Juan caminaba silbando y saludando a todo el mundo (recreación física de supercontento).

No mencionaremos una abstracción y la recrearemos físicamente.

Arancha estaba tristísima y se pasaba el día llorando.

Tendremos cuidado con el uso de lugares comunes (llover a cántaros, dar gato por liebre).

Solemos proporcionar información obvia al final de las oraciones. Se cayó al suelo; Lanzaron globos al aire.


 Nota: En literatura todo ya está contado y la originalidad reside en contar lo que ya contaron otros, pero desde nuestra sensibilidad y percepción del mundo (únicas e irrepetibles). Para «atrapar» al lector, no necesitamos argumentos saturados de acción y expectativas o la utilización de un lenguaje barroco. Para «atrapar» al lector, necesitamos construir cadenas de acción coherentes, emplear con mesura las expectativas y expresarnos con sencillez, claridad y elegancia. Si sabemos crear cadenas de acción y personajes con proyección psicológica, el lector querrá leer nuestra obra, tanto si creamos un argumento protagonizado por arañas mutantes extraterrestre como si está protagonizado por un padre viudo que se enamora de una mujer muy joven.



¡Pues aquí damos por concluida esta reflexión sobre los elementos básicos que necesitamos conocer para realizar nuestra novela!


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