8. La duración del argumento


La duración del argumento se configura mediante el lapso temporal en el que se desarrollan los acontecimientos que referimos. Este asunto es muy importante y debemos acotarlo: un día en la vida de nuestros personajes, dos semanas, un mes, un año, varios años, toda la existencia de nuestro protagonista, un siglo, un milenio, etc. Si conocemos la duración de las tramas, es muy difícil que lo alarguemos más de lo necesario o lo finiquitemos demasiado pronto.

Nota:  Un argumento se conforma de una trama o conjunto de tramas.

No  podemos extendernos tanto en un final que nos encontremos a punto de comenzar una historia nueva, puesto que estaremos cometiendo un error. Tampoco hemos de clausurar ninguna trama en el clímax; esto no constituye un final abierto, sino que supone otro fallo.

Un desenlace abierto consiste en formular una última pregunta (que no resolveremos), una vez cerradas las expectativas anteriores.

En relación con el segmento temporal en el que se insertan los hechos que contamos, citaremos la novela Ulises (James Joyce). Joyce relata un día en la vida de su protagonista, Leopold Bloom, y ese día es el 16 de junio de 1904.

¿Ya sabemos cuál será la duración de nuestro argumento?


Y en el próximo artículo vamos a reflexionar acerca del tono.

No hay comentarios:

Publicar un comentario