Creando la novela


Seis aspectos claves que debemos conocer a la hora de elaborar nuestra novela:
1.  El texto
2.  El subtexto
3.  Los «fantasmas» del escritor
4.  El bloqueo
5.  La creatividad y las técnicas inspiratorias
6.  Las fases de trabajo

El texto supone lo que contamos.
El subtexto, lo que suprimimos; en otras palabras, el espacio reservado para la imaginación del lector.

El texto constituye el 20 % de nuestra novela.
El subtexto, su 80 %.

Conclusión: Lo que omitimos es más importante que lo que expresamos.


1. El texto

            El texto se compone de qué contamos y cómo lo contamos.
Qué: argumento (estructura profunda).
Cómo: niveles narrativos, gestión de la información, estructura externa y estilo (estructura superficial).


Estructura profunda/qué

El argumento (artículos 2, 3, 4 y 5) está constituido por una o varias cadenas de acción. Una cadena de acción supone una estructura y el cerebro humano trabaja reconociendo estructuras.

Estableceremos las siguientes cuestiones respecto al argumento:
Duración temporal (artículo 8).
Modo de referirlo (artículo 12).
Tono (artículo 9).
Público (artículo 10).
¿Realismo, ciencia ficción o fantasía? ¿Elemento terror? (artículo 11).
Narrador y punto de vista (artículos 13 y 14).
Fichas de personajes (artículos 6 y 7).
Resortes dramáticos (artículo 15).
Contextualizaciones y detalles (artículos 17, 18 y 19).
Expectativas y expectativas falsas (artículos 16 y 17).
Fórmula narrativa (artículo 20).


Estructura superficial/cómo

En una novela suelen coexistir tres niveles narrativos:
Voz narradora (actuar de los personajes [artículos 13, 14, 23, 24 y 28]).
Actividad mental (pensar de los personajes [artículos 13, 25, 26 y 28]).
Diálogo (decir de los personajes [artículos 27 y 28]).

La voz narradora (artículo 13) se compone de acotación (artículo 28), descripción (artículo 23) y resumen (artículo 24); regidos por el punto de vista (artículo 14).

Ofreceremos informaciones complementarias mediante la acotación (artículo 28), descripción (artículo 23), resumen (artículo 24), actividad mental (artículos 25 y 26) y diálogo (artículo 27). Informaciones que posean un porqué y una justificación.

Dentro de la descripción, resumen, actividad mental y diálogo podemos injertar analepsis o flashbacks, raccontos (analepsis largas), prolepsis o flashforwards (artículo 29), metaliteratura, sueños (artículo 30), digresiones, historias incrustadas (artículo 31), efecto Rashomon y contrastes (artículo 32). Tendrán un porqué y no repetirán información.

Pautas básicas para la gestión de la información (artículo 33).

La estructura externa (artículo 22).

Pautas básicas de estilo (artículos 34, 35 y 36).


2. El subtexto

El subtexto (estructura profunda) supone el espacio que reservamos para la imaginación del lector.
Qué: argumento y subtexto (estructura profunda).
Cómo: niveles narrativos, gestión de la información, estructura externa y estilo (estructura superficial).

El subtexto se compone de los siguientes elementos:
Elipsis funcionales (artículo 29).
Información que incide en el avance argumental sugerida, no mostrada (artículos 23 y 33).
Los elementos que constituyen el alma de la novela (artículo 21).
La recreación física de la abstracción sin mencionarla (artículos 23, 33 y 35).
Elisión de adjetivos y sustantivos abstractos que admiten recreación física (artículo 35).
Elisión de adjetivos y sustantivos abstractos deducibles por contexto (artículo 35).
Elisión de adjetivos que repiten información del sustantivo al que acompañan (artículo 35).
Elisión de adverbios que repiten información del verbo al que acompañan (artículo 35).


3. Los «fantasmas» del escritor
El crítico interno (no soy capaz).
El perfeccionismo (parálisis).
La obsesión (bloqueo).
La máscara del escritor (estilo ampuloso).
El qué dirán (represión).
El exceso de planificación (bloqueo).
La ausencia de planificación (parálisis).
El desconocimiento de los componentes de la novela (bloqueo y parálisis).
La ausencia de un método de trabajo (bloqueo y parálisis).
La escritura y corrección simultáneas del primer borrador (bloqueo).
El creer que estamos listos para ganar el Nobel de Literatura (si no dudamos de nuestra creación, seguro que no merece la pena).

Seguridad y humildad son las bases que sustentan la actitud de un escritor.


4. El bloqueo
El bloqueo supone la incapacidad temporal para crear y suele estar vinculado a la «aparición» de algún «fantasma» del escritor.


5. La creatividad y las técnicas inspiratorias

(Artículos 37 y 38)
La creatividad supone la capacidad para inventar o crear, y el cerebro humano no crea de la nada. Necesita recibir estímulos y después reconoce patrones o estructuras, y asocia ideas. Además, cuando entramos en contacto con la creatividad de los otros: la nuestra se estimula.

Existen técnicas inspiratorias que estimulan nuestra creatividad.
Técnicas inspiratorias:
El binomio fantástico de Gianni Rodari
Las treinta y una funciones de Vladímir Propp
Tormenta de ideas
Un conflicto
Literaturización de una noticia
Literaturización de un fragmento de nuestra vida
Plagio creativo o influencias


6. Las fases de trabajo

Invención (artículo 40).
Preescritura (artículo 40).
Escritura del primer borrador (artículo 41).
― Corrección general (artículo 42).
Reescritura (artículo 42).
Revisiones individualizadas (artículo 42).
Lectura en voz alta (artículo 42).
Creación del índice (artículo 43).
Título (artículo 43).
Envío a un concurso (artículo 43).
Búsqueda de agentes y editores (artículos 43 y 44).
Redacción de propuestas editoriales mientras se falla el concurso (artículo 44).
Autopublicación (artículo 43).


¡Pues aquí damos por concluida esta reflexión!

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