2. El argumento I


El argumento constituye el eje de nuestra novela, es su columna vertebral. Supone una estructura y el cerebro humano trabaja reconociendo estructurasEl argumento de una novela consta de un conjunto de tramas; no obstante, en algunas novelas de corte intimista se configura a partir de una.

Las tramas se clasifican en principales y secundarias, y cada trama suele configurarse mediante una cadena de acción.

Las principales aparecerán en todos los capítulos y se erigen en el núcleo del argumento. Si este consta de varias, emergerá al menos una por capítulo y el resto, indirectamente.

Las secundarias no aparecerán en todos los capítulos y otorgan verosimilitud a las principales.

Cada cadena de acción se compone de un número limitado de eslabones, eslabones que guardan entre sí una relación de causa efecto. Es decir, cada uno de ellos será la consecuencia del anterior y la causa del siguiente. Al crear las cadenas de acción, nos documentaremos para no incurrir en contradicciones y dotarlas de verosimilitud. Ahora bien, si nuestras investigaciones no tuvieran cabida durante la escritura o corrección, no las utilizaríamos.

Trabajaremos expectativas y expectativas falsas simultáneas desde el principio hasta el final de cada cadena de acción.

Expectativas: preguntas implícitas, indirectas y sutiles cuya respuesta pospondremos. Iremos abriendo, retomando y cerrando expectativas durante el desarrollo de cada cadena de acción. En el desenlace las habremos cerrado todas.

Las expectativas suman, acercan. Forman parte del avance del argumento.

Expectativas falsas: detalles sutiles que desvían la atención del lector. El lector creerá que la historia podría encauzarse hacia una dirección que más adelante se verificará errónea. Iremos abriendo expectativas falsas durante el desarrollo de cada cadena de acción. No las cerraremos. 

Las expectativas falsas restan, alejan.

Trabajaremos un número mayor de expectativas que de expectativas falsas. Siempre habrá alguna en el aire, aunque no abriremos expectativas de manera continua. Es tan nocivo su exceso como su carencia.

A continuación, vamos a mostrar y a explicar el esquema de una cadena de acción (que «aderezaremos» con expectativas y expectativas falsas):

Eslabón 1: Situación inicial estancada
Eslabón 2: Ruptura (dentro de la situación inicial estancada)
Eslabón 3: Conflicto
Eslabón 4: Objetivo
Eslabón 5: Lucha por el objetivo con obstáculos (crecientes)
Eslabón 6: Clímax (último obstáculo)
Eslabón 7: Desenlace

El eslabón 1 constituye el planteamiento.
El eslabón 2 constituye el primer punto de giro.
Los eslabones 3, 4 y 5 constituyen el nudo.
El eslabón 6 constituye el segundo punto de giro.
El eslabón 7 constituye el desenlace.

Nota: Iremos configurando cada eslabón mediante la recreación de anécdotas engarzadas.


Eslabón 1: Situación inicial estancada

Presentamos al personaje en su mundo ordinario.


Eslabón 2: Ruptura (dentro de la situación inicial estancada)

En el seno de la situación inicial estancada, provocamos un momento de ruptura. Un hecho (de la índole que sea) desequilibra y fractura su mundo ordinario.

Esta ruptura causa un conflicto.


Eslabón 3: Conflicto

El conflicto surge a consecuencia de la ruptura y se erige en una confrontación de fuerzas antagónicas: dilema vital. Bifurcamos la «senda» del personaje y le obligamos a elegir. Elija lo que elija, perderá algo.

Hay conflictos que por su naturaleza permiten aunar las opciones. En este caso la elección se verificará en el clímax. Ilustraremos este tipo de conflicto con el ejemplo de una mujer que debe decidir entre realizar su amor de madre o de pareja. Sus hijos y su pareja no se soportan. Luchará por conjugar ambos amores; sin embargo, en el clímax se verá obligada a tomar la decisión que postergó.

El conflicto causa un objetivo.


Eslabón 4: Objetivo

El objetivo surge a consecuencia del conflicto y supone un propósito vital para el personaje. Crearemos un objetivo de difícil consecución; así, luchará para alcanzarlo. Cuanto más definamos el objetivo, más potente será la cadena de acción. El personaje encontrará obstáculos en orden creciente al intentar alcanzar su meta.

Antes de comenzar su particular aventura, habrá de traspasar un umbral que le conducirá «al otro lado». Los guardianes del umbral dificultarán esta misiónLos guardianes pueden ser personajes (por ejemplo, hijos que se oponen a que su padre divorciado rehaga sentimentalmente su vida), sentimientos (como el de culpa), actitudes (como la cobardía ante los retos) u objetos (columnas, edificios, estatuas). Para cruzarlo, el personaje superará alguna prueba o bien pagará un tributo. Puede que no lo atraviese porque su objetivo sea estar tranquilo; no obstante, el desasosiego le sacudirá.

El objetivo causa la lucha y los obstáculos crecientes.


Eslabón 5: Lucha por el objetivo con obstáculos (crecientes)

La lucha surge a consecuencia del objetivo. Tendremos en cuenta qué desea el personaje (es decir, cuál es su objetivo vital) y qué necesita. El lector siempre ha de saber por qué están luchando los personajes. Trabajaremos su objetivo vital, su deseo, a nivel consciente y su necesidad vital a nivel no consciente. Su deseo y su necesidad coincidirán o no.

Ejemplo de deseo y necesidad que no coinciden: nuestro personaje lucha por convertirse en un cantante de éxito (deseo a nivel consciente, objetivo vital). Una vez alcanzado su propósito, se da cuenta de que no es feliz. Si esto ocurre, significa que no ha conseguido satisfacer su necesidad vital (nivel no consciente). Dicha necesidad estribaba en fundar una familia.

Delimitado el objetivo, el personaje luchará por él y en su lucha hallará obstáculos. Los iremos trabajando en orden creciente. A veces saldrá victorioso y otras fracasará. Estos obstáculos simbolizan «batallas». Al final, ganará o perderá su «guerra». Los obstáculos recrean las dificultades que encontramos a lo largo de nuestro recorrido vital y se engarzan mediante una relación de causa efecto.

Al concluir un obstáculo, mostraremos o sugeriremos algún indicio del siguiente.

Cuando finiquitemos uno, relajación. Relajación momentánea. El personaje pronto se enfrentará a otro obstáculo todavía más potente.

Cada vez que concluyamos uno: nos detendremos en descripciones, reflexiones, anécdotas, etc.; siempre que estén dotadas de un porqué y una justificación.

Cada obstáculo, sea una victoria o una derrota, fortalecerá a nuestro personaje. Su conjunto recreará una acumulación de experiencias vitales que le conducirá hacia la «sabiduría».


Eslabón 6: Clímax (último y más potente obstáculo)

El clímax se erige en el último y más potente obstáculo. Resurge la confrontación de fuerzas antagónicas. Si el personaje no eligió en el conflicto, tendrá que elegir en este momento y si eligió, se enfrentará a una nueva y sustancial elección.

A partir del clímax, ya no pueden aparecer personajes ni elementos nuevos. Resolveremos las cadenas de acción con los personajes y elementos que estuvieron en juego desde el principio. El clímax ha de causar el desenlace.

Si estamos trabajando la trama del protagonista, en esta parte del argumento se producirá el enfrentamiento crucial entre el protagonista y su antagonista. En el desenlace verificaremos la definitiva victoria o derrota del protagonista frente a su adversario. El clímax de la cadena de acción del protagonista y el de la cadena de acción del antagonista coinciden.

Las cadenas de acción de los personajes secundarios también poseerán sus clímax. La función de estos personajes consiste en complementar y otorgar verosimilitud a las peripecias de los protagonistas y antagonistas. Lo cual no impide que ellos también «vivan» sus propios lances. Se amarán, se traicionarán, se enamorarán de personajes del bando contrario, etc.


Eslabón 7: Desenlace

El desenlace supone la consecuencia del clímax y el broche de la cadena de acción. Será verosímil e inesperado, y lo trabajaremos desde el planteamiento. En él cerraremos todas las expectativas; sin embargo, dejaremos abiertas las expectativas falsas.

No pondremos el punto final antes de tiempo ni lo alargaremos. Si concluimos la cadena de acción en el clímax, estaremos cometiendo un error. Si una vez que hemos llegado al desenlace, lo alargamos tanto que estamos a punto de comenzar otra historia: estaremos cometiendo otro error.

Por último, mostraremos al personaje evolucionado o involucionado (personaje redondo) o estancado (personaje plano). Los personajes planos no sufren modificaciones a causa de las experiencias vividas. Son iguales al principio y en el ocaso de su cadena de acción.

Nuestro desenlace será feliz o infeliz.

Podemos trabajar tres tipos de finales felices, elegiremos uno:
Se produce una coincidencia entre lo que desea y necesita el personaje, y lo consigue.
No se produce una coincidencia entre lo que desea y necesita el personaje, y consigue ambos.
No se produce una coincidencia entre lo que desea y necesita el personaje, y consigue lo que necesita.

Podemos trabajar tres tipos de finales infelices, elegiremos uno:
Se produce una coincidencia entre lo que desea y necesita el personaje, y no lo consigue.
No se produce una coincidencia entre lo que desea y necesita el personaje, y no consigue ninguno.
No se produce una coincidencia entre lo que desea y necesita el personaje, y consigue lo que desea.

También podríamos trabajar un final abierto:
Un final abierto se asienta sobre la apertura de una última expectativa sin cerrarla. La abriremos una vez clausuradas las anteriores.

Para terminar la cadena de acción, sería conveniente que el personaje volviera (de algún modo) a una situación reflejada en el principio de su cadena de acción. Así mostraremos su evolución, involución o «parálisis».

¿Qué tipo de final queremos para nuestro protagonista? ¿Y para nuestro antagonista?

El antagonista puede ser un personaje o un concepto. Si es un personaje, la trama principal constará de dos cadenas de acción: la del protagonista y la del antagonista. Cada protagonista tendrá su antagonista (personaje o concepto). Los personajes antagonistas son los coprotagonistas.

La cadena de acción de cada protagonista constará de siete eslabones y varios obstáculos, y la de cada personaje antagonista, de siete eslabones y menos obstáculos.

Alrededor de los protagonistas y coprotagonistas, circulan los personajes secundarios. La cadena de acción de cada personaje secundario constará de siete o cuatro eslabones y menos obstáculos que la del antagonista. Si constara de cuatro eslabones, empezaría por el objetivo justificado.

Los secundarios se dividen en mentores y aliados, y pueden ser personajes o conceptos. Cada mentor del protagonista (personaje o concepto) se corresponderá con un mentor del antagonista (personaje o concepto). Y cada aliado del protagonista (personaje o concepto) se corresponderá con un aliado del antagonista (personaje o concepto). Con este sistema binario de personajes equilibraremos nuestros argumentos.

En todas las tramas ocultaremos datos importantes para su resolución y los iremos desvelando poco a poco.

Cuando ya tengamos todas las cadenas de acción esquematizadas, realizaremos una escaleta. La escaleta no es más que un informe no literario de nuestro argumento.


¡Ya sabemos cómo construir un argumento!


Y en el próximo artículo vamos a ejemplificar una cadena de acción.


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