Una fórmula narrativa consiste en una estructura que nos
ayuda a relatar el argumento. Las posibilidades son infinitas siempre que
respetemos las dos «normas». siguientes:
― Referiremos cada capítulo desde la perspectiva de una
única voz narradora.
― Referiremos cada escena desde un único punto de vista
(que puede ser neutro), excepto si contamos el argumento desde la
perspectiva de un narrador omnisciente absoluto.
Si el narrador es una voz en tercera persona, relataremos cada escena desde un punto de vista (que puede ser neutro); salvo en
el caso del narrador omnisciente absoluto (multiplicidad de puntos de vista por escena).
Si el narrador es una voz en tercera persona, cada
personaje con punto de vista plasmará su interioridad mediante una única actividad mental. Esta actividad mental será el pensamiento, el fluir
de conciencia o se verificará a través del estilo indirecto libre.
El pensamiento y el fluir de conciencia pueden contener
monólogos interiores y soliloquios.
El estilo indirecto libre puede contener monólogos
interiores realizados en tercera persona.
La voz que ejecuta el pensamiento y el fluir de conciencia es la voz del personaje con punto de vista en esa escena. Cuando los pensamientos del personaje con punto de vista
en tercera persona los transferimos al terreno del estilo indirecto libre, lo
que hacemos es suprimir las comillas que
los encierran. Entonces, estos pensamientos ya no los llevaremos a cabo en primera
persona; diluyéndose así la voz del personaje con punto
de vista en la del narrador. En este supuesto se considera que la voz es la del narrador. No obstante, nosotros (como autores) diferenciaremos cuándo se trata de la voz del narrador
y cuándo se trata de la voz del personaje con punto de vista. Ya que ningún
narrador puede mentir, pero los personajes mediante sus diálogos y actividades mentales sí.
Del mismo modo, diferenciaremos cuándo el personaje
narrador en primera persona se expresa en su faceta de narrador (no podrá
mentir) y cuándo se expresa en su faceta de personaje con actividad mental (sí
podrá mentir). En este caso también el nivel narrativo 1 (voz del narrador) y el nivel narrativo 2 (actividad mental) aparecen mezclados. Las actividades mentales que el personaje narrador en primera
persona puede utilizar son el monólogo interior, el soliloquio y el
fluir de conciencia.
Pues ante este universo de posibilidades, elegiremos la fórmula narrativa que mejor nos permita materializar el argumento y el
mensaje que deseamos transmitir.
A continuación, vamos a mostrar algunas fórmulas
narrativas:
Primera
persona
Resolvemos el argumento mediante
un narrador en primera persona singular o plural, protagonista o testigo.
Ejemplo: El
silencio de las sirenas (Adelaida García Morales). La narradora es testigo de los hechos que refiere.
Primera persona con digresiones
Resolvemos el argumento mediante
un narrador en primera persona testigo, que introduce digresiones sobre su
propia vida.
Ejemplo: Las flores de Baudelaire (Gonzalo
Garrido).
Diario
Resolvemos el argumento mediante
una estructura de diario.
Ejemplo: La tregua (Mario
Benedetti). En esta novela su protagonista
(Martín Santomé) refiere parte de su vida a través de su diario.
Semiautobiografía
Resolvemos el argumento mediante
una semiautobiografía. Así novelaremos una parcela de nuestra experiencia vital y añadiremos
personajes y hechos ficticios.
Ejemplo: La campana de cristal (Sylvia Plath).
Egografía
Resolvemos el argumento mediante
una egografía. Así plasmaremos una parcela de nuestra experiencia vital novelada. Lo relatado será verídico.
Ejemplo: También esto pasará (Milena Busquets).
Novela en clave
Resolvemos el argumento mediante
una estructura en clave; es decir, referiremos hechos reales (autobiográficos o no) y los
mezclaremos con personajes y hechos ficticios. El lector
habrá de reconocer a las personas y hechos reales.
Ejemplo: La campana de cristal (Sylvia Plath).
Fluir de conciencia
Resolvemos el argumento mediante
la estructura de un extenso fluir de conciencia. Un fluir de conciencia consiste
en una corriente libre de pensamientos.
Ejemplo: Cristo Versus Arizona (Camilo José Cela).
Soliloquio
Resolvemos el argumento mediante
la estructura de un extenso soliloquio. Un soliloquio consiste en un
diálogo interno referido en el terreno del nivel narrativo 2 (actividad mental)
entre una primera persona y una segunda persona. La segunda persona puede ser otro
personaje, el lector o un yo 2 encubierto.
Ejemplo: Cinco horas con Mario (Miguel Delibes).
Estructura epistolar
Resolvemos el argumento mediante
una larga carta o un intercambio de cartas.
Ejemplos de carta: El Lazarillo de Tormes (anónimo)
y Donde el corazón te lleve (Susanna
Tamaro).
Ejemplo de intercambio epistolar: Las amistades peligrosas (Pierre
Choderlos de Laclos).
Diferentes primeras personas
Resolvemos el argumento a partir
de diferentes voces narradoras en primera persona, relatando cada
capítulo desde la óptica de un único narrador.
Ejemplo: Te daría el mundo (Jandy Nelson).
Punto de vista neutro
Resolvemos el argumento mediante
una voz narradora en tercera persona y ningún personaje tendrá
punto de vista; por lo tanto, no trabajaremos ninguna actividad mental. No
utilizaremos el nivel narrativo 2. La voz narradora solo puede
referir lo que se ve y se oye, como si fuera una cámara de vídeo, y no «navega» por la interioridad de ningún personaje. Este es el modo más
cinematográfico de narrar.
Ejemplos: After dark (Haruki Murakami. Esta novela
contiene muchas escenas narradas desde un punto de vista neutro) y El Jarama (Rafael Sánchez Ferlosio).
Tercera persona con punto de vista en un personaje
Resolvemos el argumento mediante
una voz narradora en tercera persona con punto de vista en un personaje. Otorgaremos una
actividad mental a este personaje; que podrá ser el pensamiento, el fluir de conciencia o el estilo indirecto libre. Esta actividad mental permanecerá
invariable desde el principio hasta el final.
Tercera persona con
algunos puntos de vista
Resolvemos el argumento mediante una voz narradora en tercera persona con
dos, tres o cuatro puntos de vista (incluimos también, como posibilidad, el punto de vista neutro). Relataremos cada capítulo o cada escena desde un punto de vista y seremos consecuentes con la decisión que tomemos. Otorgaremos una actividad mental invariable a cada personaje con punto de
vista.
Tercera persona con
multiplicidad de puntos de vista
Resolvemos el argumento mediante una voz narradora en tercera persona con
múltiples puntos de vista (incluimos también, como posibilidad, el punto de vista neutro). Relataremos cada escena desde un punto de vista (o sea, narrador
omnisciente relativo) y otorgaremos una actividad mental invariable a cada personaje con punto de
vista.
Ejemplo: ¿Quién
mató al embajador? (Alberto Vázquez Figueroa). En esta novela varios personajes tienen punto de vista. Cada escena está narrada desde un punto de vista y todos los personajes expresan su
actividad mental mediante el estilo indirecto libre.
Tercera persona omnisciente absoluto
Resolvemos el argumento mediante
una voz narradora en tercera persona con múltiples puntos de vista (incluimos
también, como posibilidad, el punto de vista neutro). Relataremos cada escena desde
diferentes puntos de vista. Cada personaje en escena puede tener punto de
vista (es decir, narrador omnisciente absoluto) y otorgaremos una actividad mental
invariable a cada personaje con punto de vista. Este narrador incumple la regla de un punto de vista por escena.
Ejemplo: Crimen y castigo (Fiódor Dostoievski).
Primera y tercera persona
Resolvemos el argumento mediante
un narrador en primera persona y un narrador en tercera persona. Relataremos
cada capítulo bajo el prisma de una voz narradora.
Ejemplo: La oscura historia de la prima Montse (Juan
Marsé). Esta novela no se atiene a la
norma de un narrador por capítulo; así que las reglas podemos romperlas, pero
solo cuando las conocemos. Además contiene soliloquios.
Conclusión: La mesura intuitiva y el criterio
artístico de cada autor priman sobre las «normas».
Diferentes primeras personas y tercera persona
Resolvemos el argumento mediante
diferentes narradores en primera persona y un narrador en tercera persona. Relataremos cada capítulo bajo la óptica de una voz narradora.
Convergencia de tramas
Resolvemos el argumento mediante algunas tramas (entre dos y cinco) que en apariencia nada tienen que
ver. Al final, mostramos su nexo.
Ejemplo: No mires debajo de la cama (Juan José
Millás).
Estructura coral
Resolvemos el argumento mediante
una estructura coral; esto es, construiremos una
multiplicidad de pequeñas tramas (un mínimo de doce) para recrear un
sentimiento o realidad social. No habrá tramas principales ni
secundarias, todas gozarán del mismo rango.
Ejemplo: La colmena (Camilo José Cela).
Novela alegórica
Resolvemos el argumento mediante una alegoría (conjunto de símbolos). Los personajes o las situaciones serán símbolos. El símbolo representa un concepto
o realidad más amplia mediante una imagen sensorial, ser u objeto. No
menciona el concepto o realidad que designa.
Ejemplo: Rebelión en la granja
(George Orwell). Esta novela supone una alegoría del
régimen de Stalin.
¿Ya hemos elegido la fórmula narrativa desde la que
relataremos nuestro argumento?
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