28. La acotación del pensamiento y del diálogo


Las acotaciones suponen las indicaciones del narrador para situar al lector en el devenir argumental. Si el lector está ubicado, no acotaremos. En todo momento sabrá quién habla o piensa, dónde, cuándo y el punto de vista de la narración.


Acotación del pensamiento

Efectuaremos las acotaciones de los pensamientos mediante verbos de actividad mental (por ejemplo,  pensar) y verbos de otro tipo.

A continuación, vamos a ejemplificar los casos esenciales de la acotación del pensamiento con un verbo de actividad mental:

1. «Esto es una locura», pensó Ana.

2. «Esto es una locura —pensó Ana—, no sé qué vamos a hacer».

3. «Esto es una locura —pensó Ana—. No sé qué vamos a hacer».

Ahora vamos a ejemplificar los casos esenciales de la acotación del pensamiento con un verbo que no está relacionado con la actividad mental:

1. «Esto es una locura —pensó Ana—, no sé qué vamos a hacer». Aplastó el Lucky contra el cenicero y encendió otro.

          2. Ana daba vueltas por el salón. «Esto es una locura —aplastó el Lucky contra el cenicero y encendió otro, no sé qué vamos a hacer».

3. Ana daba vueltas por el salón. «Esto es una locura.Aplastó el Lucky contra el cenicero y encendió otro. No sé qué vamos a hacer». 

Cuando un pensamiento ocupe más de un párrafo (los párrafos coinciden con los punto y aparte), comenzaremos el siguiente con las comillas de cierre.
Ejemplo:
«¿Qué vamos a hacer ahora? Ahora que lo sabe todo el mundo.
       »Los niños estarán durmiendo. Es mejor que me vaya. —Laura suspiró—. Escribiré. Sí, eso. Escribiré una nota a Pedro diciéndole que no me busque. Mañana será otro día y yo ya ni sabré quién soy».

Acotación del diálogo directo

No necesitamos acotar cada oración y frase dentro de una intervención dialogada. Podemos trabajar una intervención de unas tres líneas sin ninguna acotación, si el lector está ubicado.

No repetiremos en cada acotación los gestos y tics propios de cada personaje, los mencionaremos de vez en cuando.

Si trabajamos un diálogo extenso entre dos personajes: cada tres o cuatro intervenciones recordaremos, de algún modo, quién habla.

Las acotaciones que requieran un verbo de lengua las realizaremos normalmente con el verbo decir. Evitaremos verbos como farfullar. También haremos uso de verbos como gritar, preguntar, exclamar, etc. No debe preocuparnos la repetición de decir. Pues los verbos decir y pensar en el ámbito de la acotación resultan «invisibles» para el lector. Acotaremos con la forma dijo y evitaremos le dijo.

A continuación, vamos a ejemplificar los casos esenciales de la acotación del diálogo directo con el verbo decir:

1. —Esto es una locura —dijo Ana.

2. —Esto es una locura —dijo Ana—, no sé qué vamos a hacer.

3. —Esto es una locura —dijo Ana—. No sé qué vamos a hacer.

Ahora vamos a ejemplificar los casos esenciales de la acotación del diálogo directo con un verbo que no está relacionado con el habla:

1. Ana daba vueltas por el salón—. Esto es una locura, no sé qué vamos a hacer. —Aplastó el Lucky contra el cenicero y encendió otro.

2. Ana daba vueltas por el salón—. Esto es una locura —aplastó el Lucky contra el cenicero y encendió otro, no sé qué vamos a hacer.

3. Ana daba vueltas por el salón—. Esto es una locura. —Aplastó el Lucky contra el cenicero y encendió otro. No sé qué vamos a hacer.

4. Ana encendió un Lucky—. Esto es una locura, no sé qué vamos a hacer.
Ejemplo con pensamiento, acotación y diálogo:
          «Ja, lo sabía», piensa Juan. Los dedos recorren el informe sudoroso—. Aquí está, Alberto. Lo he encontrado. —«La muy imbécil creería que podría engañarme».

Acotación del diálogo entrecomillado

Si necesitáramos acotar la información insertada en las comillas angulares: tomaríamos como referencia la acotación del pensamiento, sustituyendo el verbo de actividad mental por uno de lengua. 


¡Ya sabemos cómo acotar los pensamientos y los diálogos!


Y en el próximo artículo vamos a reflexionar acerca de la analepsis, el racconto y la prolepsis.


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