La novela existencial suele ubicarse dentro de la novela de corte realista.
Los hechos que refiere, generalmente, pueden darse o haberse dado en el mundo
que conocemos.
Escarba en lo absurdo de la
condición humana, presentando una colección de personajes
vitalmente desenfocados y conscientes de ello. Personajes sin objetivos, cuyas
acciones suponen errores y no un avance hacia una meta (no la tienen). Sufren dificultades para la
comunicación, lo que provoca su aislamiento. Son violentos, indecisos y están
oprimidos. «Viven» situaciones límite; situaciones generadoras de violencia, abulia, rutina. Se hallan metafísicamente
desgarrados y carecen de perfiles psicológicos.
La novela existencial gira en
torno al vacío, la monotonía, el dolor, la locura y la muerte. Se desarrolla en
espacios oscuros y reducidos para generar angustia. Angustia vital. Entre sus características
esenciales cabría citar el uso de la primera persona, del monólogo interior,
del soliloquio y del fluir de conciencia, la reducción y condensación del
tiempo de la historia y la utilización de un lenguaje sencillo.
A continuación, vamos a citar
tres ejemplos de novela existencial:
El extranjero (Albert Camus).
La náusea (Jean-Paul Sartre).
La mujer rota (Simone de Beauvoir).
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