El alma de nuestra novela son aquellos contenidos que
expresamos implícitamente mediante el desarrollo argumental. Es lo realmente importante; sin embargo, necesita
un argumento que la sustente. Sin el argumento el alma no es nada.
Si nuestro argumento está bien elaborado
estructuralmente, pero carece de alma: el resultado será una novela «hueca». Ese tipo de novelas que
nos hacen pasar un buen rato; no obstante, no resuenan en
nosotros, no nos dejan huella y las olvidamos con facilidad. No nos han
transmitido ningún mensaje que conecte con nuestra esencia humana particular
(la que solo nos pertenece a nosotros) ni general (la que compartimos con el
resto de los seres humanos).
Al fin y al cabo, la función de una novela
consiste en plasmar lo universal de manera particular. Interpreta estética, poética y lúdicamente un fragmento de realidad que critica y trasciende, e invita a una reflexión sobre la condición humana. Así, podemos trazar la cadena de acción de un hombre que
se enfrenta a un cáncer. Este tema conectará con cada lector. Algunos habrán
sufrido y superado esta enfermedad, otros conocerán a alguien que la haya
padecido o esté padeciendo, otros la identificarán con sus sufrimientos, etc.
Jamás mencionaremos de manera explícita ninguno de
los componentes configuradores del alma de nuestra novela. Los recrearemos
sutilmente a través del actuar (nivel narrativo 1 o voz narradora), pensar (nivel narrativo 2 o actividad mental) y decir (nivel narrativo 3 o diálogo) de los
personajes.
Mensaje
Antes de empezar a preparar nuestro argumento, sería
conveniente que reflexionáramos acerca del tipo de mensaje que deseamos transmitir. Aunque puede surgir una vez que hayamos elaborado la
preescritura o cuando hayamos finalizado el
primer borrador. No importa.
Necesitaremos un mensaje sencillo y potente que resuene
en nuestra esencia; por ejemplo, en esta vida no se puede hacer planes, ya
que casi siempre algo los frustra. Las cadenas de acción, los obstáculos de cada cadena de acción, las minitramas y las anécdotas tendrán
como misión recrear este mensaje sin mencionarlo.
Idea
La idea supone una síntesis de la cadena de acción del
protagonista. Por ejemplo; el comportamiento errático de una madre
divorciada, causado por desajustes químicos y un pasado doloroso, que culmina
en un proceso autodestructivo.
Tema principal
Es muy importante que reflexionemos y tengamos claro el
tema principal sobre el que va a girar nuestro argumento. Si pretendemos encontrar un tema que nunca haya sido
tratado en literatura, lo tenemos muy difícil. Todos los temas ya han sido
trabajados, con mayor o menor fortuna, con mayor o menor frecuencia. Y
podríamos decir que, incluso, desde antes de Homero. Así que daremos una vuelta de
tuerca lógica y coherente al tema que pretendamos manejar. La originalidad en literatura no consiste más que
en tratar un tema (que ya fue trabajado antes y que será trabajado después) desde una perspectiva diferente: la propia de cada autor.
Temas secundarios
Una vez que tengamos claro nuestro tema principal,
trabajaremos los secundarios. Estos circularán en torno
al principal. Los resortes dramáticos que no conformen el tema
principal pueden constituir temas secundarios.
Mediante el actuar, pensar y decir de los personajes escarbaremos en los miedos, deseos, vicios,virtudes esenciales y atemporales de la condición humana.
Ejemplos:
Miedo a la muerte.
Deseo de ser admirados tras la muerte.
Vicio de la lujuria.
Virtud de la prudencia.
Miedos, deseos, vicios, virtudes propios de
los personajes dentro del contexto imaginario recreado
Mediante el actuar, pensar y decir de los personajes también escarbaremos en los miedos, deseos,
vicios, virtudes de los personajes. Por ejemplo, si la empresa en la que trabaja nuestro
protagonista entra en crisis: él tendrá miedo de ser despedido.
Realizaremos esto pese a que nuestros personajes sean
tazas, gatos, marcianos o vampiros. Siempre estarán psíquicamente
humanizados y disfrutarán de proyección psicológica.
Necesidades psíquicas
esenciales y atemporales del ser humano
Necesidad de seguridad, aventura, pertenencia a un grupo, ser
amado y admirado. Las recrearemos implícitamente a través del actuar, pensar y decir de los personajes.
Lecturas
Mediante el actuar, pensar y decir de los personajes recrearemos, sin mencionarlas
explícitamente, las lecturas que creamos oportunas (y que mejor se atengan a la
naturaleza de nuestro argumento).
Crítica velada de la
realidad
Nuestra novela contendrá una mínima dosis de
crítica velada de la realidad, que interpreta y trasciende. Esta crítica debe
provocar una reflexión en el lector.
Para terminar este artículo, vamos a proponer un
ejercicio. El ejercicio consiste
en analizar el alma de la próxima novela
que leamos. Una novela recomendable para ello es La oscura historia de la prima Montse (Juan
Marsé). Su argumento es sencillo, refiere un trágico amor entre una joven de clase social alta y un expresidiario. A lo largo de esta obra, el autor lleva a cabo una radiografía crítica de la burguesía
catalana de los años sesenta.
¡Ya sabemos en qué consiste el alma de una novela!
Y en el próximo artículo vamos reflexionar acerca de la estructura externa de
nuestra novela.
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