29. Los saltos temporales


La analepsis, el racconto y la prolepsis suponen técnicas o recursos narrativos. Si vamos a utilizar alguno de ellos: lo emplearemos en la voz narradora, actividad mental (artículos 25 y 26) o diálogoConsisten en tres tipos de saltos temporales estructurales. Interrumpen el devenir argumental e inciden en su desarrollo. También trabajaremos los saltos temporales funcionales, que realizaremos mediante las elipsis funcionales.

A través de las elipsis funcionales suprimiremos información constitutiva del argumento, pero que no le aporta nada. No mostraremos a nuestro protagonista comprando el pan si en esa escena no va a ocurrir nada extraordinario. El lector asume que todos los días lo compra. Así, iremos refiriendo nuestro argumento efectuando continuos saltos temporales funcionales. Estos saltos forman parte del «juego» de la ficción y el lector los asume con total naturalidad. Junto a las elipsis funcionales, ejecutaremos las elipsis estructurales (cliffhangersuspensesecreto misterio o intriga).

Referiremos los saltos temporales desde el punto de vista pertinente.

Analepsis

La analepsis o flashback supone un salto temporal hacia el pasado y aparece en la mayoría de las novelas. Al efectuarla, tendremos en cuenta las siguientes cuestiones:

1. Consiste en una interrupción del argumento que otorga información importante para la comprensión de su desarrollo.

2. Anunciaremos su entrada y su salida. Cuando la finalicemos, si es extensa, dejaremos un espacio activo en blanco o iniciaremos otro capítulo.

3. Podríamos ilustrar su entrada mediante un cliffhanger. Por ejemplo, Aquella tarde tranquila de otoño, un desconocido reveló a Juan el secreto que devoraría a sus abuelos. Punto y aparte y referimos el flashback o lo posponemos.

4. Al salir de una analepsis, volveremos al mismo punto espacial y temporal en que quedó el argumento antes de ser interrumpido. Podríamos llevarla a cabo en el interior de un diálogo imbricando en el mismo un diálogo entrecomillado. Lo continuaríamos con un diálogo directo y para marcar la vuelta al diálogo inicial, dejaríamos un espacio activo en blanco.

Ejemplo:
—No te lo quería contar —Ana se sopló el flequillo—, pero ayer tu hija me dijo: «Cállate de una puñetera vez».
—¡No me mandes callar, eh!
—¿Por qué no? ¿Quién te has creído que eres?
—Pues la mujer de tu padre.
—Menuda lagarta.

—¿Te lo puedes creer? Qué falta de respeto.

A continuación, vamos a ilustrar un ejemplo de analepsis o flashback; extraído de El señor de los anillos (J. J. R. Tolkien):
Cuando el señor Bilbo Bolsón de Bolsón Cerrado anunció que muy pronto celebraría su cumpleaños centesimodecimoprimero con una fiesta de especial magnificencia hubo muchos comentarios y excitación en Hobbiton (…) Había muchos que meneaban la cabeza pensando que eran demasiadas cosas buenas; parecía injusto que alguien tuviese (en apariencia) una juventud eterna, y a la vez (se suponía) bienes inagotables.
—Tendrá que pagar —decían—. ¡No es natural, y traerá problemas!
Pero tales problemas no habían llegado, y como el señor Bolsón era generoso con su dinero, la mayoría de la gente estaba dispuesta a perdonarle sus rarezas. Se visitaba con sus parientes (excepto, claro está, los SacovillaBolsón) y contaba con muchos devotos admiradores entre los hobbits de familias pobres y poco importantes. Sin embargo, no tuvo amigos íntimos, hasta que algunos de sus primos más jóvenes fueron haciéndose adultos. El primo mayor y favorito de Bilbo era el joven Frodo Bolsón. Cuando Bilbo cumplió noventa y nueve adoptó a Frodo como heredero y lo llevó a vivir consigo a Bolsón Cerrado; las esperanzas de los SacovillaBolsón se desvanecieron del todo. Ocurría que Bilbo y Frodo cumplían años el mismo día: el 22 de septiembre: «Mejor será que te vengas a vivir aquí, muchacho —dijo Bilbo un díay así podríamos celebrar nuestros cumpleaños cómodamente juntos». En aquella época Frodo estaba todavía en la «veintena», como los hobbits llamaban a los irresponsables veinte años que medían entre los trece y los treinta y tres.

Pasaron doce años más. Los Bolsón habían dado siempre bulliciosas fiestas de cumpleaños en Bolsón Cerrado; pero ahora se tenía entendido que algo muy especial se planeaba para el otoño.

Racconto

El racconto no es más que una analepsis de mayor extensión. Al efectuarlo, tendremos en cuenta las siguientes cuestiones:

1. Consiste en una interrupción del argumento que otorga información importante para la comprensión de su desarrollo.

2. Anunciaremos su entrada y su salida. Cuando lo finalicemos, dejaremos un espacio activo en blanco o iniciaremos otro capítulo.

3. Podríamos realizar su entrada mediante un cliffhanger.

4. Al salir de un racconto, volveremos al mismo punto espacial y temporal en el que quedó el argumento antes de ser interrumpido.

Ejemplos de novelas que se nutren de este recurso:
Pedro Páramo (Juan Rulfo).
El camino (Miguel Delibes).
El túnel (Ernesto Sábato).

En estos tres casos la verdadera historia se halla en un punto del pasado de sus protagonistas, y la van recordando desde su presente.

En Pedro Páramo su protagonista (Juan Preciado) va contando su historia a modo de retrospectiva.

En El camino su protagonista (Daniel el Mochuelo) debe abandonar su pueblo natal y mudarse a Madrid. La noche antes de su partida recuerda a sus amigos y las peripecias que vivió con ellos.

En El túnel su protagonista (Juan Pablo Castel) relata los motivos que lo llevaron a asesinar a su amante (María Iribarne).

 Se trata de tres narraciones retrospectivas; esto es, edificadas a base de recuerdos (raccontos).

Prolepsis

La prolepsis o flashforward supone un salto temporal hacia el futuro. Al efectuarla, tendremos en cuenta las siguientes cuestiones:

1. Consiste en una interrupción del argumento que otorga información importante para la comprensión de su desarrollo.

2. Anunciaremos su entrada y su salida. Cuando la finalicemos, si es extensa, dejaremos un espacio activo en blanco o iniciaremos otro capítulo.

3. Podríamos realizar su entrada mediante un cliffhanger.

4. Al salir de una prolepsis, volveremos al mismo punto espacial y temporal en el que quedó el argumento antes de ser interrumpido.

La utilizaremos, generalmente, al comienzo de nuestra novela para generar expectativa. Citaremos como ejemplo de este recurso el comienzo de Cien años de soledad (Gabriel García Márquez):
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos.

La prolepsis la hemos marcado en negrita. ¿Qué ocurrió antes?

En este fragmento también aparece un cliffhanger: ¿por qué van a matar al coronel Aureliano Buendía? El autor además plantea de manera implícita otra pregunta: ¿en qué tipo de universo se hallan los seres que pueblan esta novela para que el hielo sea algo excepcional?


¡Ya sabemos cómo materializar los saltos temporales estructurales!


Y en el próximo artículo vamos a reflexionar acerca de la metaliteratura y los sueños.


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