viernes, 27 de noviembre de 2020

Niveles narrativos

 

Una vez que ya conocemos las bases para crear una novela, hemos de tener en cuenta que la cristalizaremos mediante los niveles narrativos.

 

Bases para crear una novela:

― Cadena de acción salpicada de expectativas y expectativas falsas

― Interrupciones

― Gestión de la información

― Estilo

 

Niveles narrativos:

― Narrador y punto de vista (artículos 13,14, 23, 24 y 28)

― Actividad mental (artículos 25, 26 y 28)

― Diálogo (artículos 27 y 28)

 

En los niveles narrativos podemos intercalar saltos temporales (flashbacks, raccontos y flashforwards), metaliteratura, sueños, efecto Rashomon (un hecho narrado desde diferentes perspectivas), contrastes, digresiones e historias incrustadas.

 

Nota: No repetiremos información entre los niveles narrativos ni dentro de ellos.

 

Nota: Toda información poseerá un porqué y una justificación. Esto es, incidirá en el avance del argumento, le aportará verosimilitud o desviará la atención del lector (expectativa falsa).

 

Ejemplos de informaciones repetidas:

Perdóname. Silvia se disculpa, baja el tono.

Juan estaba feliz y caminaba silbando.

Vimos a Elisa muy desmejorada. Su piel se hallaba acartonada y verdosa y sus ojos, derrotados por unas profundas ojeras (ejemplo incorrecto).

La piel de Elisa se hallaba acartonada y verdosa y sus ojos, derrotados por unas profundas ojeras (ejemplo corregido).

Subieron al piso de arriba.

Subieron al segundo/tercer piso.

Compraron una botella de vino de Rioja.

Compraron una botella de rioja.

La niña se cayó al suelo.

Lanzaron globos al aire.

De su boca brotaron gritos agudos y excitados.

De su boca brotaron gritos ácidos.

El adjetivo ácido no repite información contenida en el sustantivo grito.


 

El nivel del narrador se conforma del punto de vista, la descripción, el resumen y la acotación de los pensamientos y los diálogos.

 

El narrador puede ser interno o externo.

El punto de vista puede ser interno o externo.

 

Narrador interno: 1.ª persona protagonista y 1.ª persona testigo.

Narrador externo: 3.ª persona protagonista, 3.ª persona testigo y 3.ª persona con punto de vista neutro.

Punto de vista interno: 1.ª persona protagonista y 3.ª persona protagonista.

Punto de vista externo: 1.ª persona testigo, 3.ª persona testigo y 3.ª persona con punto de vista neutro.

El punto de vista interno coincide con el narrador equiescente y el punto de vista externo, con el narrador deficiente.

 

Emplearemos un narrador por capítulo (1.ª o 3.ª persona) y un punto de vista por escena.

Cada capítulo se configura mediante escenas. Escena: unidad de lugar, tiempo, acción y punto de vista; si uno de estos cuatro elementos varía, cambiaremos de escena mediante un espacio activo en blanco.

 

Trabajaremos el narrador en 1.ª persona mediante un punto de vista; sin embargo, el narrador en 3.ª persona admite uno o varios puntos de vista. Por ejemplo, podemos referir nuestra novela a través de dos voces narradoras. Una 1.ª persona protagonista y una 3.ª persona con tres puntos de vista; uno protagonista, otro testigo y otro neutro. Entonces relataremos unos capítulos en 1.ª persona y otros, en 3.ª persona. Dentro de los capítulos en 3.ª persona, trabajaremos cada escena desde un único punto de vista.

El personaje con punto de vista (tanto en 1.ª como en 3.ª persona) conoce, grosso modo, su interioridad y la exterioridad de los otros personajes.

El punto de vista neutro solo puede manifestar lo que se ve y se oye; es decir, lo que registra el «objetivo de una cámara de vídeo». En este caso ningún personaje tiene punto de vista.


 

El nivel de la actividad mental se conforma de las actividades mentales en primera persona y de las actividades mentales en tercera persona.

Actividades mentales en primera persona: monólogo interior, soliloquio y fluir de conciencia. El personaje con punto de vista puede hacer uso de las tres.

Actividades mentales en tercera persona: pensamiento, estilo indirecto libre y fluir de conciencia. Cada personaje con punto de vista empleará una actividad mental desde el principio hasta el final.

Por ejemplo, vamos a referir nuestra novela mediante dos voces narradoras:

— Lorena (1.ª persona protagonista)

Antonio (3.ª persona protagonista/fluir de conciencia)

Blanca (3.ª persona testigo/pensamiento)

Punto vista neutro (3.ª persona)

De este modo, cuando nos enfrentemos a la creación de los capítulos en 1.ª persona: los relataremos desde el punto de vista protagonista de Lorena; quien podrá utilizar monólogos interiores, soliloquios y fluires de conciencia. Y, cuando nos enfrentemos a la creación de capítulos en 3.ª persona: relataremos algunas escenas desde el punto de vista protagonista de Antonio (fluir de conciencia), otras desde el punto de vista testigo de Blanca (pensamiento) y otras desde un punto de vista neutro sin actividad mental.


 

El nivel del diálogo muestra las conversaciones de los personajes. Por lo general, emplearemos el diálogo introducido por la raya.

 

 Nota: La descripción del narrador, la actividad mental y el diálogo siempre deben incidir en el desarrollo del argumento. Por ejemplo, no abriremos una línea de diálogo para plasmar una irrelevancia.


Como mencionábamos antes, cada información de nuestra novela incide en el avance argumental, le otorga verosimilitud o desvía la atención del lector.

Avance: devenir argumental con expectativas.

Verosimilitud: contextualizaciones (espacial, temporal, sensorial y social).

Desvío de la atención del lector: expectativas falsas.

 

La descripción del narrador, las actividades mentales y los diálogos de los personajes materializan el avance del argumento y su verosimilitud.

El resumen del narrador materializa la verosimilitud del argumento y las expectativas falsas.

 

Avance: información principal.

Verosimilitud: información principal y secundaria.

Desvío de la atención del lector: información secundaria.

 

Describiremos, sugeriremos o resumiremos cada información.

Narrador: describe, sugiere y resume.

Actividad mental: muestra (describe) y sugiere.

Diálogo: muestra (describe) y sugiere.

 

Descripción/muestra y sugerencia: información principal.

Resumen: información secundaria.

 

Descripción del narrador, diálogos y actividades mentales: información principal.

Resumen del narrador: información secundaria.

Acotaciones de pensamientos y diálogos: información secundaria.

 

Si en alguno de los tres niveles narrativos (narrador, actividad mental y diálogo); vamos a injertar saltos temporales, metaliteratura, sueños, efecto Rashomon, contrastes, digresiones o historias incrustadas deberán tener un porqué y una justificación. Los saltos temporales, la metaliteratura, los sueños, el efecto Rashomon y los contrastes inciden en el desarrollo argumental. Las digresiones e historias incrustadas ofrecen verosimilitud al avance del argumento aunque no influyan en su devenir.

 

 

¡Pues aquí concluimos esta reflexión acerca de cómo cristalizaremos nuestra novela!


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