En este artículo revisaremos cómo se organizan temporalmente las secuencias que configuran el argumento.
Lineal con saltos
temporales
Cuando referimos un argumento de este modo, lo relatamos
de manera cronológica; pero insertando saltos temporales.
Saltos temporales hacia el pasado: analepsis o flashback y racconto. El racconto
supone una analepsis de
mayor duración.
Saltos temporales hacia el futuro: prolepsis o flashforward.
Ejemplo de novela con un argumento dotado de
frecuentes saltos temporales: La tregua (Mario Benedetti). Su estructura es lineal, debido a que está trabajada en
forma de diario. En este diario Martín Santomé va anotando los hechos significativos
que suceden durante un período de su vida. Registra los hechos de su presente que muchas veces le llevan a evocar su pasado.
La estructura también es circular: Santomé, al final, se ve obligado a regresar a la grisura de su vida con la que comienza
la novela. Ha de retornar a una cronificación de la desesperanza
tras el trágico final de su idilio con Laura Avellaneda.
In medias res
Cuando referimos un argumento de este modo, comenzamos hacia la mitad. Después (mediante diálogos, analepsis, descripciones, etc.) recrearemos el comienzo.
Ejemplo: Amanecer (Octavia Butler).
Empezamos por el final
Cuando referimos un
argumento de este modo, empezamos por el final y realizamos una analepsis o flashback para llegar al inicio. Desde este punto relatamos el argumento hasta el clímax. Es habitual empezar por el final en la novela
policíaca y negra. En ambos casos se presenta un asesinato y se ha de volver atrás para resolverlo.
En la novela policíaca lo importante es la resolución
del crimen.
En la novela negra (considerada como una variante de la
novela policíaca) lo importante no es la resolución del crimen. Lo importante
es el retrato de la sociedad en la que se produjo el asesinato, con una fuerte carga crítica, y la proyección psicológica de los personajes.
La novela policíaca y la novela negra suelen estar narradas desde el punto de vista del detective y se nutren del
recurso del misterio.
Misterio: el protagonista y el lector poseen la misma
información. Van descubriendo juntos la información oculta necesaria para la
comprensión y resolución del argumento.
Ejemplo de novela policíaca: cualquiera de Agatha Christie.
Ejemplo de novela negra: Adiós, muñeca (Raymond Chandler).
Banda de Möbius o
estructura circular
Cuando referimos un argumento de este modo, enlazamos el final con el principio. Por ejemplo, nuestro protagonista se ve obligado a viajar
a otro país para labrarse un futuro. Se despide de su madre y de
sus hermanos gemelos, que están desayunando, en la cocina. Regresa (sin avisar) diez años
después convertido en un importante hombre de negocios. Entra en la cocina y su
madre lo recibe entre lágrimas y besos. Sus hermanos (que están desayunando) lo
abrazan.
Como ejemplo de estructura circular: mencionaremos la
película El mago de Oz (1939). Película basada
en el libro infantil El maravilloso mago
de Oz (1900), escrito por Lyman Frank Baum e ilustrado por William Wallace
Denslow. Este libro narra las aventuras de una niña llamada
Dorothy Gale. Dorothy y su perro Totó son llevados por un ciclón desde
su casa, ubicada en Kansas, hasta un país fantástico. Allí la niña vive toda suerte de aventuras y cultiva
amistades. Finalmente, Dorothy desea volver a casa y despierta en su
cama tras haber estado enferma.
Fragmentario
Cuando referimos un argumento de este modo, lo configuramos gracias a los recuerdos de uno o varios personajes. Estos recuerdos no seguirán un orden cronológico y suponen retrospecciones. La retrospección parte de un presente y los personajes rememoran un pasado mediante raccontos.
Ejemplo: Pedro Páramo (Juan Rulfo).
¿Cuál es el modo desde el que referiremos nuestro argumento?
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