37. Creatividad e inspiración


La creatividad es un don inherente a la esencia humana, y solo llega cuando salimos a buscarla. Forma parte de la imaginación, la cual «viste» con imágenes nuestros pensamientos. Seremos más o menos creativos; no obstante, por poco que lo seamos, siempre podremos ayudarnos de técnicas que potencien nuestra imaginación.

Esas técnicas las revisaremos en el siguiente artículo, en este vamos a analizar los conceptos de creatividad e inspiración.


Creatividad

La creatividad supone la aptitud para inventar, y el cerebro humano no crea de la nada. Para crear, necesita recibir estímulos y una vez que los ha recibido: reconoce patrones o estructuras y asocia ideas. Además, cuando estamos en contacto con la creatividad de los otros: la nuestra se estimula. Por lo que leeremos novelas y veremos películas con espíritu crítico, aunque sin dejar de disfrutarlas. Siempre estaremos dispuestos a encontrar nuevas ideas en las novelas que leemos y en las películas que vemos.

A continuación, vamos a enumerar algunas de las preguntas básicas que nos formularemos al leer una novela:
¿Cómo hablan, actúan y piensan sus personajes?
¿Cuál es la trama principal? ¿Y las secundarias?
¿Cómo avanza el argumento?
¿Qué recursos utiliza el autor para mantener nuestra atención?
¿En qué tipo de contexto imaginario se inserta el argumento?
¿Cuál es la voz narradora y el punto de vista elegidos por el autor?
¿Qué mensaje nos transmite?

Leeremos novelas y veremos películas que nos gusten para inspirarnos. Escribiremos el tipo de novela que nos gustaría leer. Escribiremos acerca de lo que nos gusta, nos interesa, sabemos o queremos comprender.

Apunte: Las mejores novelas son las que expresan mediante la sencillez ideas muy trabajadas. Ideas que articulan la esencia humana general: necesidad de sentirnos seguros, de adentrarnos en lo desconocido, de formar parte de un grupo, de sentirnos amados, admirados, de encontrar un sentido a nuestra existencia; miedo al fracaso, al dolor, a la enfermedad, a la muerte; ansia de poder, de libertad, etc. Y es que una novela expresa lo universal de manera particular.

Aprenderemos continuamente: el escritor es un ser ávido de conocimiento. Analizaremos lo que nos gusta como lectores y lo aplicaremos a nuestra práctica como escritores. Llevaremos siempre una libreta para anotar situaciones, sentimientos,  frases, etc., que llamen nuestra atención. Todo lo que anotamos va conformando nuestro «jardín» mental de ideas. Todos los días nos asomaremos a él con la intención de asociar algunas de ellas. Hemos de tener en cuenta que una sola idea, por buena que sea, no sustenta ni siquiera un relato.

Continuando con esta práctica, un día nos daremos cuenta de que varias ideas ya están lo suficientemente maduras para conformar una historia. A partir de este momento, empezaremos a crear nuestra novela. Seguiremos un régimen de trabajo bien definido bajo el prisma de la planificación, y nunca olvidaremos que su exceso bloquea el fluir de la creatividad.

Seremos conscientes de que las ideas se tienen y las historias se construyen. Las historias se construyen asociando coherentemente diferentes ideas. Cuanto más dispares: mejor. Y una vez que conocemos la historia, edificaremos el argumento.

Pero ¿qué es una historia? Pues una historia consiste en una trama principal o varias tramas principales. ¿Y un argumento? Pues un argumento supone el conjunto de tramas principales y secundarias que configuran una novela.

Si nuestra novela se conforma de una trama principal más diferentes tramas secundarias, la trama principal constituye su hilo conductor y aparece en todos los capítulos. Si nuestra novela se conforma de varias tramas principales más diferentes tramas secundarias, las tramas principales constituyen su hilo conductor y aparecen en todos los capítulos. Las tramas secundarias otorgan verosimilitud al hilo conductor y no aparecen en todos los capítulos.

Conclusión: Estimularemos de modo continuo nuestra creatividad. Lo haremos recibiendo estímulos, reconociendo patrones y estructuras, asociando ideas, manteniéndonos en contacto con la creatividad de los otros, analizando sensorial y espiritualmente el mundo que nos rodea, diseccionando físicamente nuestras emociones, estudiando nuestros estados depresivos y de euforia, y aprovechando cada segundo de nuestra existencia.

Y es así, ni más ni menos, cómo funciona la creatividad.


Inspiración

Inspiración significa literalmente ‘recibir el aliento’. Según Pablo Picasso: «La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando». La inspiración no llega a nosotros de la nada. La encontramos porque vamos a buscarla, y puede estar en cualquier parte. Podemos encontrar ese impulso que nos obliga a escribir mientras escuchamos la radio, vemos el Telediario, leemos el Hola o escuchamos una conversación en el metro.

Por lo tanto, estaremos siempre con la «antena puesta». Viviremos activamente cada segundo aunque estemos tumbados en el sofá. Y debemos vivir así porque nunca sabemos ni dónde ni cuándo hallaremos la inspiración. Viviremos las veinticuatro horas como escritores pese a que solo podamos escribir quince minutos al día.

Analizaremos sensorialmente todas las escenas en las que estamos inmersos (escena: unidad de lugar, tiempo, acción y punto de vista). A la sensorialidad externa le añadiremos la sensorialidad interna.

Sensorialidad externa: los cinco sentidos. Estamos vivos porque percibimos la realidad mediante los cinco sentidos. Nuestros personajes también lo estarán.

Sensorialidad interna: imaginación y recuerdos o memoria.

A estos siete sentidos podríamos añadirle otro: ¿cuál? Pues el sentido común. El sentido común es importantísimo para nosotros como escritores; ya que cada aspecto de nuestra novela (por minúsculo que sea) estará dotado de coherencia, lógica, verosimilitud, un porqué y una justificación.

Nada aparece porque sí, cada información tiene que cumplir una de estas tres funciones básicas:
Hace avanzar el argumento.
Otorga verosimilitud al desarrollo del argumento.
Desvía la atención del lector.

Si cualquier información no cumpliera ninguna de estas tres funciones, la eliminaríamos sin remedio. Si, por ejemplo, hubiéramos trabajado una descripción preciosa; pero no aportara nada a nuestra novela, la guardaríamos para otra ocasión.

Conclusión: Como artistas, aprenderemos a ver lo que para los demás pasa inadvertido. Viviremos de manera activa cada segundo y diseccionaremos físicamente nuestras emociones.

Para cerrar este apartado, vamos a indicar un ejercicio que puede resultar de gran utilidad en nuestra formación como escritores. Tomaremos una novela de nuestro autor favorito y reescribiremos una de sus páginas con nuestras propias palabras.


Tipos de inspiración

Inspiración interna

La inspiración interna surge en cualquier momento (una imagen, una noticia, una conversación, etc., despierta algo en nuestro interior) y nos impulsa a escribir.


Inspiración externa

La inspiración externa resulta de gran utilidad cuando sentimos el deseo de escribir; sin embargo, no sabemos de qué. Ante esta situación, podríamos hacer uso de alguno de sus múltiples mecanismos.

Este tema, debido a su extensión, lo desarrollaremos en el siguiente artículo.


Inspiración mixta

La inspiración mixta resulta de la conjunción de la inspiración interna y de uno o varios mecanismos que rigen la inspiración externa.


Curioso, ¿no?



¡Pues ya tenemos claros los pilares que sustentan la imaginación del novelista!



Y en el próximo artículo vamos a analizar diferentes técnicas que facilitan la llegada de la inspiración.


No hay comentarios:

Publicar un comentario