Epílogo


Al llegar a este punto, nos desligaremos emocionalmente de nuestra creación. La hemos concluido y debemos permitir que «vuele». Ya no nos pertenece, pertenece a los lectores. Los lectores reinterpretarán nuestra interpretación literaria de la realidad.

Recordamos que es tan importante el qué contamos como el cómo lo contamos. El qué supone el fondo de nuestra novela y el cómo, su forma.

El fondo y la forma constituyen dos realidades indisolublemente unidas que no caben ser entendidas de manera independiente. Un buen argumento (fondo) expresado bajo los parámetros de un estilo farragoso (forma) no podría ser considerado literatura. Y una colección de anécdotas coordinadas (fondo) expresadas mediante un estilo sencillo y elegante (forma) tampoco cabría calificarse de literatura. Así que crearemos un buen argumento y lo expresaremos a través de un estilo natural y ágil.

Nuestra novela supondrá un «todo» armónico y las «costuras» entre los elementos más pequeños que la configuran serán invisibles.

El argumento supone la base de nuestra novela, el resto de los elementos gira en torno a él y está a su servicio. El argumento sin alma sería un argumento «estéril» y el alma sin argumento no podría materializarse.

Cuando tengamos claro el qué, el cómo y los tres niveles narrativos: comenzaremos a escribir nuestra novela bajo las directrices de un método personalizado, el que mejor se ajuste a nuestras necesidades.

Nivel narrativo 1 o voz narradora.
Nivel narrativo 2 o actividad mental (en primera o en tercera persona).
Nivel narrativo 3 o diálogo.


Últimas recomendaciones: Trabajaremos nuestro texto con la fuente Times New Roman 10 o 12, y seleccionaremos el párrafo justificado.


Conclusiones:

Lo que hemos estudiado debería facilitar nuestra labor creadora. Si alguno de los puntos sugeridos en este trabajo dificultara nuestra tarea, lo obviaríamos.

Siempre primará nuestro criterio artístico cuando entre en conflicto con alguna «norma». Las normas están para ser incumplidas, después de conocerlas.

Para escribir una novela necesitamos:
Dominar la técnica estructural interna (fondo).
Dominar la técnica estructural externa (forma).
Dominar la técnica narrativa (forma).
Dominar la técnica estilística (forma).
Conocer qué es la frecuencia creativa y saber cómo sumergirnos en ella.
Conocer y combatir los «fantasmas» que nos asedian como escritores.
Poseer un método de trabajo efectivo (artículos 40, 41, 42, 43 y 44).
Poseer un amplio bagaje de lecturas.

Y con todo lo anterior asimilado, escribiremos olvidándolo y dejando volar nuestra imaginación.

Seremos conscientes en todo momento de que es tan importante el fondo (qué contamos) como la forma (cómo lo contamos). Es decir, contaremos algo digno de ser contado y lo contaremos bien. Relataremos lo que ya refirieron otros, pero desde nuestra sensibilidad y visión del mundo.

Buscaremos el método de trabajo que nos resulte más eficaz, el cual puede ser totalmente diferente a lo expuesto en estos artículos.


¡Ya tenemos las herramientas fundamentales para escribir nuestra novela!

Pues aquí damos por concluidos estos artículos que repasan, a grandes rasgos, la información que todo aspirante a novelista habría de manejar.


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