Capítulos
Capítulo: división del contenido de una novela para facilitar su comprensión. Numeraremos o titularemos cada uno de ellos. Si los numeramos, la realización del índice será optativa. Si los titulamos, obligatoria. Conviene que les otorguemos una extensión similar, lo cual no quiere decir que todos se desarrollen en el mismo número de páginas. Sin embargo, no crearemos capítulos de quince páginas y otros de dos. Podemos configurar alguno con una escena, aunque no es lo habitual.
Para mantener la atención del
lector, entraremos tarde y saldremos pronto de los capítulos (Jorge Magano).
Además conviene que los cerremos en un punto de tensión.
Escenas
Escena: unidad narrativa mínima. Unidad de lugar, tiempo, acción y punto de vista. Cambiaremos de escena siempre que uno de estos elementos varíe y efectuaremos el paso de una a otra mediante un espacio activo en blanco. El espacio activo en blanco suele constituir una elipsis funcional o resumen; no obstante, también puede suponer una elipsis estructural.
Cuando se erige en una elipsis funcional, lo que hacemos es elidir información irrelevante para el desarrollo del argumento. Esta información la rellena el lector con su imaginación. No hace falta que recreemos una escena con nuestra protagonista desayunando si, durante ese desayuno, no va a suceder nada.
En el caso de que conforme una elipsis estructural, suprimiremos información relevante para el avance del argumento con la intención de «capturar» la atención del lector. Por ejemplo, el lector sabe que el hijo de nuestro protagonista planea asesinarle para obtener su parte de la herencia; pero el protagonista desconoce esta información. Un amigo del hijo le llama y quedan para tomar una cerveza. Le acompañamos hasta el bar y… espacio activo en blanco. Dos días más tarde mostramos a nuestro protagonista preocupado, en su salón, reflexionando acerca del encuentro. ¿Qué le dijo?, ¿qué ocurrió? ¿Acaso le comunicó el plan de su perverso hijo?
Organizaremos la información
dentro de cada escena en orden cronológico.
Ejemplo de un fragmento
desordenado cronológicamente:
Me levanté, todavía era de noche. Miré el reloj: las cuatro. La tranquilidad que respiraba mi apartamento me provocó un escalofrío. Fui a la cocina y preparé café. Mientras saboreaba su amargura, encendí un Lucky. Faltaban dos horas para que Javier se levantara y todo empezara de nuevo. Y todo acabara.
El ejemplo anterior ordenado
cronológicamente:
Javier roncaba a mi lado, todavía
era de noche. Miré el reloj: las cuatro. Faltaban dos horas para que se
levantara y todo empezara de nuevo. Y todo acabara.
Me levanté como una zombi. La tranquilidad que respiraba mi apartamento me provocó un escalofrío. Fui a la cocina y preparé café. Mientras saboreaba su amargura, encendí un Lucky.
Desde el principio de cada escena el lector ha de saber quién habla o piensa, dónde, cuándo y el punto de vista desde el que la estamos refiriendo. El personaje con punto de vista, en el caso de que lo haya, será el primero que aparezca en la escena. No tiene por qué ser el primero que surja en cada uno de sus párrafos y oraciones.
Siempre que utilicemos él
o ella en la voz narradora tercera persona, estaremos refiriéndonos al
personaje con punto de vista.
Si relatamos en primera
persona y el personaje narrador no es un hombre de entre treinta y cincuenta
años, lo dejaremos claro desde las primeras líneas. Ya que, cuando hacemos uso
de la primera persona, el lector asume que el personaje narrador es un hombre de
mediana edad.
La información sensorial, junto
con los dos sentidos internos (imaginación y recuerdos o memoria), y la
información social iremos diseminándolas a lo largo de la escena.
Párrafos
Párrafo: fragmento de un texto en prosa que finaliza con un punto y aparte. Los párrafos serán breves y de diferentes longitudes para así crear un texto «con dibujo». La información que constituye cada uno de ellos será coherente y cohesiva.
Coherencia: pared de ladrillos.
Cohesión: cemento.
Coherencia: lechuga, tomate y cebolla.
Incoherencia: lechuga, tomate y bolígrafo.
La coherencia en nuestra novela estará presente en todos los elementos que la componen. El «pegamento» que le otorga la cohesión es el mensaje que vamos recreando (sin mencionarlo explícitamente) a través de las diferentes tramas, minitramas y anécdotas.
Un punto y aparte que no
coincide con el final de un párrafo procura mayor dramatismo al texto.
Ejemplo:
No podía dejar de pensar en él.
Ni en ella.
Oraciones y frases
Oración: estructura lingüística dotada de sentido completo cuyo núcleo consiste en una forma verbal conjugada. Se separan unas de otras mediante un punto y seguido. Cuando consta de un verbo conjugado, se denomina oración simple y cuando consta de más de un verbo conjugado, oración compuesta.
Frase: estructura lingüística dotada
de sentido completo que carece de una forma verbal conjugada.
Las oraciones que conforman nuestra novela serán breves, lo cual no significa que creemos un texto telegráfico. No conviene que empleemos más de treinta y cinco palabras entre punto y seguido y punto y seguido. El uso de oraciones de diferentes longitudes, intentando no superar las treinta y cinco palabras, ofrecerá agilidad a nuestra escritura.
Simplificando mucho, podemos
construir oraciones del tipo:
María cenó un bocadillo (sujeto, verbo y
complemento).
María ha salido (sujeto y verbo).
Llueve (verbo).
Ana fue a la fiesta y estuvo toda la
noche bailando (oración compuesta).
Y podemos tener frases del tipo:
¡Qué bien!
¡Qué bonito!
¡Qué calor!
Buenas noches
Las damas primero
¡Socorro!
¡Ojalá!
Morir o matar
Prohibido fumar
Palabras
Palabra: unidad lingüística mínima dotada de significado y separada de las demás mediante pausas en la pronunciación y espacios en la escritura. Utilizaremos palabras sencillas y breves; desechando rimas, cacofonías y repeticiones innecesarias.
Rimas: María cocinó una patata
y después se puso la bata (rima consonante); Prendieron las ramas
para asar una patata (rima asonante).
Cacofonías (disonancias inarmónicas por la
proximidad de sonidos similares): La noche me provocó una zozobra
atroz.
Repeticiones innecesarias: podremos repetir palabras como silla, mesa o abrigo
si el contexto lo requiere; sin embargo, jamás repetiremos palabras como vertiginoso.
¡Ya sabemos cómo trabajar la
estructura externa de nuestra novela!
Y en el próximo artículo vamos
a reflexionar acerca de cómo se realiza una buena descripción.
Muchas gracias. Excelente aporte. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario.
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