El realismo supone un movimiento artístico y literario. Surge en Francia durante
la primera mitad del siglo xix. Dos de las novelas más importantes de este
movimiento en España son Fortunata y
Jacinta (Benito Pérez Galdós) y La
Regenta (Leopoldo Alas, Clarín).
La novela realista se basa en la observación y la descripción precisas de la realidad. Plasma lo cotidiano y elimina la fantasía y el
subjetivismo. Realiza una descripción social de índole crítica y
negativa. Emplea un lenguaje claro, sencillo y crudo; que se
adapta a las necesidades de cada personaje. Por lo general, refleja el modo de
hablar de los más pobres y menos cultivados; abusando, así, de giros del habla
del pueblo y de la supresión de letras.
El realismo refleja la ideología política del
escritor: Galdós y Clarín eran progresistas y liberales. Alarcón y Pereda,
tradicionales y católicos.
A continuación, vamos a citar dos ejemplos de
novela realista:
Madame Bovary (Gustave Flaubert).
Ana Karenina (León Tolstói).
El naturalismo no es más que un realismo duplicado; en otras palabras, su incidencia en los aspectos más sórdidos de la realidad es mucho
mayor. Se trata de un movimiento literario que surge en
Francia a finales del siglo xix.
Ahora vamos a citar dos ejemplos de novela
naturalista:
Germinal (Émile Zola).
Los pazos de
Ulloa (Emilia Pardo Bazán).
La familia de Pascual Duarte, primera novela de Camilo
José Cela y publicada en 1942, entronca con el naturalismo.
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