Antes de empezar trabajar este asunto, mencionaremos que una novela suele constar de tres niveles narrativos:
― Nivel 2 o actividad mental: pensar de los personajes.
― Nivel 3 o diálogo: decir de los personajes.
La voz narradora se conforma de descripción, resumen, acotación de la actividad mental (cuando se trata de pensamiento) y acotación del
diálogo.
Siempre trabajaremos la voz narradora desde el
punto de vista pertinente; que podemos situarlo en un personaje, en
varios o en ninguno (punto de vista neutro). Si utilizamos el punto de vista neutro, no habrá ninguna actividad mental.
Referiremos nuestro argumento a partir de estos tres
niveles narrativos, que serán complementarios. Es decir, no
repetiremos información entre ellos. La información dentro de cada nivel también será complementaria.
El punto de vista vendría a ser algo así como el «objetivo de una una cámara de vídeo». El autor la sitúa donde le conviene (coherentemente y respetando la decisión tomada desde el principio hasta el final) y el narrador relata lo que registra el «objetivo» (desde el punto de vista correcto).
El narrador es un personaje privilegiado pese a que se trate de una tercera persona. No confundiremos al autor con el narrador. Son dos
figuras diferentes. El narrador es el vehículo del que se sirve el autor para contar el argumento. De esta manera, el narrador conoce lo que sabe y percibe el
personaje con punto de vista; no lo que sabe el autor. Si el personaje con
punto de vista ve lagartijas, el
narrador dirá lagartijas aunque nosotros (como autores) sepamos que se trata de criaturas de dinosaurio clonadas. Si el punto de vista es neutro, el narrador solo conoce
lo que puede registrar el «objetivo de una cámara». Esto es, lo que se ve y
se oye (sin intención).
Clasificaremos el narrador en interno y externo.
Narrador interno: primera persona protagonista y primera persona testigo.
Narrador externo: tercera persona protagonista, tercera persona testigo y tercera persona con punto de vista neutro.
Clasificaremos el punto de vista en interno y externo.
Punto de vista interno: primera persona protagonista y
tercera persona protagonista.
Punto de vista externo: primera persona testigo, tercera
persona testigo y tercera persona con punto de vista neutro.
Ningún narrador puede mentir; sin embargo, todos los
narradores pueden ofrecer expectativas falsas.
Ningún narrador conoce el futuro del argumento que está
refiriendo, a pesar de que sea una primera persona protagonista y se exprese en pasado. Si
nuestro narrador aludiera al futuro, y no se tratara ni de un cliffhanger ni de un flashforward, añadiríamos un
matiz de probabilidad.
Cliffhanger: apertura y suspensión de una expectativa muy potente
que incide en un aspecto clave para el avance del argumento.
Trabajaremos el matiz de probabilidad mediante los
adverbios seguramente, posiblemente, acaso, quizá, tal
vez, etc.
Ejemplo con
error:
Dejaron la nevera casi vacía, habían de estar
preparados para la aventura que aquella noche les esperaba.
Ningún narrador conoce el futuro, salvo en los casos de cliffhangers y flashforwards.
Ejemplo corregido:
Dejaron la nevera casi vacía; habían de estar
preparados para la aventura que, tal vez,
aquella noche les esperaba.
El narrador en primera persona es un personaje que interviene en el argumento que está relatando. Puede
juzgar y opinar, pero no puede mentir ni utilizar lugares comunes (expresiones del
tipo Llover a cántaros; Dar gato por liebre).
El narrador en tercera persona es un personaje externo al
argumento que está contando. Se trata de una voz descarnada y atemporal que
no puede juzgar, opinar, mentir ni utilizar lugares comunes. El narrador
en tercera persona no es nadie y al mismo tiempo es un personaje privilegiado.
Cuando trabajemos un narrador en primera persona, utilizaremos las siguientes actividades mentales:
― monólogo interior
― soliloquio
― fluir de conciencia
El personaje narrador puede hacer uso de las tres. Mediante ellas juzgará, opinará, mentirá y utilizará, si viene al caso, lugares comunes.
Cuando trabajemos un narrador en tercera persona con
punto de vista en un personaje, utilizaremos las siguientes actividades
mentales:
― pensamiento
― estilo indirecto libre
― fluir de conciencia
Cada personaje con punto de vista hará uso de una (desde el principio hasta el final de la novela). Mediante ella juzgará, opinará, mentirá y
utilizará, si viene al caso, lugares comunes.
Cuando trabajemos un narrador en tercera persona con
punto de vista neutro, no utilizaremos ninguna actividad mental. La voz narradora no juzgará, opinará, mentirá ni utilizará lugares
comunes.
Ejemplo para ilustrar el caso de una primera persona con
actividad mental. La voz narradora y la actividad mental no se hallan
diferenciadas a simple vista.
1. Se refiere a la voz narradora en sentido estricto.
2. Se refiere al monólogo interior.
El martes preparé los sándwiches de jamón y queso.
Jorge había quedado con Mario y yo libraba (1). Iba a descubrir qué diablos andaban tramando (2). Los envolví en papel de aluminio y
los introduje en el bolso (1).
Bastante tenía ya con los puñeteros expedientes, la casa y los niños, y encima
aquello. Siempre de un lado a otro sin un minuto para respirar. Y todo gracias
a mi maldito perfeccionismo y al ligero inconveniente de haberme casado con un tío que
no daba palo al agua (2).
Ejemplo para ilustrar el caso de una tercera persona con pensamiento. La
voz narradora y la actividad mental se hallan claramente diferenciadas.
1. Se refiere a la voz narradora en sentido estricto.
2. Se refiere al pensamiento.
El martes Berta preparó los sándwiches de jamón y queso. Jorge había
quedado con Mario y ella libraba (1).
«¿Qué diablos andarán tramando?» (2).
Los envolvió en papel de aluminio y los introdujo en el bolso (1). «Bastante tengo ya con los
puñeteros expedientes, la casa y los niños, y encima esto. Siempre de un lado a otro sin un minuto para respirar. Y todo gracias a mi maldito perfeccionismo y al ligero inconveniente de haberme casado con un tío que no da palo al agua» (2).
Se puso el abrigo y salió dando un portazo (1).
Ejemplo para ilustrar el caso de una tercera persona con
estilo indirecto libre. La voz narradora y la actividad mental no se hallan
diferenciadas a simple vista.
1. Se refiere a la voz narradora en sentido estricto.
2. Se refiere al estilo indirecto libre.
El martes Berta preparó los sándwiches de jamón y
queso. Jorge había quedado con Mario y ella libraba (1). Iba a descubrir qué diablos andaban tramando (2). Los envolvió en papel de aluminio y
los introdujo en el bolso (1).
Bastante tenía ya con los puñeteros expedientes, la casa y los niños, y encima
aquello. Siempre de un lado a otro sin un minuto para respirar. Y todo gracias
a su maldito perfeccionismo y al ligero inconveniente de haberse casado con un tío que
no daba palo al agua (2).
Se puso el abrigo y salió dando un portazo (1).
Ejemplo para ilustrar el caso de una tercera persona con
fluir de conciencia. La voz narradora y la actividad mental se hallan
claramente diferenciadas.
1. Se refiere a la voz narradora en sentido estricto.
2. Se refiere al fluir de conciencia.
El martes Berta preparó los sándwiches de jamón y
queso. Jorge había quedado con Mario y ella libraba (1).
¿Qué diablos andarán tramando? (2).
Los envolvió en papel de aluminio y los introdujo en el
bolso (1).
Bastante tengo
ya con los puñeteros expedientes, la casa y los niños, y encima esto. Siempre
de un lado a otro sin un minuto para respirar. Y todo gracias a mi maldito perfeccionismo y al ligero inconveniente de haberme casado con un tío que no da palo
al agua (2).
Se puso el abrigo y salió dando un portazo (1).
Ejemplo para ilustrar el caso de una tercera persona con
punto de vista neutro.
El martes Berta preparó los sándwiches de jamón y
queso, los envolvió en papel de aluminio y los introdujo en el bolso. Se puso
el abrigo y salió dando un portazo.
Relataremos el argumento mediante una voz narradora o
varias. Si optáramos por hacer uso de diferentes voces narradoras,
sería conveniente que trabajáramos una por capítulo.
Un narrador en primera persona supone una voz
narradora y un punto de vista. Si empleáramos tres voces narradoras en primera persona, nuestra novela constaría de tres voces narradoras y tres puntos de vista.
Un narrador en tercera persona supone una voz
narradora y un punto de vista (que puede ser neutro) o diferentes puntos de
vista (que pueden incluir un punto de vista neutro). Si trabajáramos una tercera persona con diferentes puntos de vista,
sería conveniente que utilizáramos uno por escena o por capítulo.
Escena: unidad de lugar, tiempo, acción y punto de vista. Cambiaremos de
escena siempre que uno de estos elementos varíe. Efectuaremos el paso de una
escena a otra mediante un espacio activo en blanco.
Capítulo: conjunto de escenas.
Nota: Si empleáramos tres narradores en primera persona
y un narrador en tercera persona con cuatro puntos de vista, nuestra novela se
conformaría de cuatro voces narradoras y siete puntos de vista.
El narrador omnisciente absoluto conoce la interioridad y exterioridad de cada personaje presente en la escena. Este tipo de narrador otorga una gran libertad creadora; sin embargo, resulta bastante confuso para el lector.
Si optáramos por un narrador omnisciente relativo, trabajaríamos una
multiplicidad de puntos de vista; pero referiríamos cada escena desde uno. El
personaje con punto de vista conoce su interioridad y la exterioridad ajena. Relatar una escena desde un punto de vista resulta
difícil. Hemos de tener en cuenta continuamente qué puede saber y no saber el personaje con punto de vista o qué puede registrar el «objetivo de una cámara» si el punto de vista es neutro.
Obviando al narrador omnisciente absoluto, referiremos nuestro argumento bajo alguno de estos prismas:
― un narrador en primera persona;
― un narrador en tercera persona con un punto de vista;
― un narrador en tercera persona con diferentes puntos de
vista, uno por capítulo;
― un narrador en tercera persona con diferentes puntos de
vista, uno por escena;
― diferentes narradores en primera persona;
― un narrador en primera persona y un narrador en tercera
persona con un punto de vista;
― un narrador en primera persona y un narrador en tercera
persona con diferentes puntos de vista, uno por capítulo;
― un narrador en primera persona y un narrador en tercera
persona con diferentes puntos de vista, uno por escena;
― diferentes narradores en primera persona y un narrador en
tercera persona con un punto de vista;
― diferentes narradores en primera persona y un narrador en
tercera persona con distintos puntos de vista, uno por capítulo;
― diferentes narradores en primera persona y un narrador en
tercera persona con distintos puntos de vista, uno por escena.
Cada voz narradora constituye una voz textual y el
conjunto de actividades mentales y diálogos de los personajes conforma otra. Así, si configuráramos un argumento con tres voces narradoras:
nuestra novela constaría de cuatro voces textuales.
Cada voz narradora se expresará en presente o en pasado. Seremos consecuentes con la opción elegida. Lo más habitual es el uso del pasado. Si este es el tiempo de nuestra historia, los
pasajes álgidos del argumento podríamos referirlos (a través de la voz
narradora) en presente.
Para finalizar, ofreceremos otra clasificación de los tipos de
narrador:
Narrador suprasciente
Sabe absolutamente todo, incluso el futuro. Este
tipo de narrador lo utilizaremos para efectuar cliffhangers tanto en primera persona como en tercera persona.
Narrador omnisciente absoluto (tercera persona)
Conoce el pasado, el presente, la interioridad y la
exterioridad de todos los personajes en escena, e incluso puede referir pasajes
que ningún personaje presenció.
Narrador omnisciente relativo (tercera persona)
Conoce el pasado, el presente y la interioridad del
personaje con punto de vista; también conoce la exterioridad del resto de
personajes en escena. Una multiplicidad de personajes tiene punto de vista,
pero solo trabajaremos un punto de vista por escena.
Este narrador resulta muy útil cuando nos decantamos por un elevado número de protagonistas. Cada protagonista conocerá su interioridad y la
exterioridad de los otros personajes; no obstante, podríamos emplearlo con un
único protagonista. El protagonista conocerá su interioridad y la exterioridad
ajena. El resto de personajes, cuando tenga punto de vista, conocerá su
interioridad, la exterioridad ajena y algunos fragmentos de la interioridad del
protagonista. Así, habremos de justificar por qué pueden bucear por los
pensamientos, emociones y sentimientos del protagonista. ¿Han conversado con él sobre
estas cuestiones? ¿Han interceptado una carta del protagonista dirigida
a otro personaje? ¿Le han robado su diario?
Narrador equiescente (punto de vista interno)
Se trata de un narrador
protagonista (primera o tercera persona). Si trabajamos una tercera persona,
utilizaremos entre uno y tres puntos de vista. Referiremos cada escena o cada
capítulo desde un único punto de vista. En cada escena o capítulo el narrador conoce el pasado, el presente y la
interioridad del personaje con punto de vista; también conoce la exterioridad
del resto de personajes.
Narrador deficiente (punto de vista externo)
Se trata de un narrador testigo (primera o tercera
persona) o de un narrador en tercera persona con punto de vista neutro. Si
trabajamos una tercera persona, utilizaremos entre uno y tres puntos de vista
(uno de los cuales puede ser neutro). Referiremos cada escena o cada capítulo
desde un único punto de vista.
El narrador testigo cuenta la historia de otro
personaje, la del protagonista; por consiguiente, justificaremos por qué posee
la información de los hechos que relata.
En cada escena o capítulo el narrador conoce el
pasado, el presente y la interioridad del personaje testigo y del personaje
protagonista; además de la exterioridad del protagonista. También
conoce la exterioridad del resto de personajes. Justificaremos por qué el personaje testigo es
capaz de navegar por la interioridad del personaje protagonista. ¿Está leyendo
su diario? ¿Era su psiquiatra o confesor?
Nota: Cuando trabajemos una tercera persona con diferentes puntos de vista,
podremos combinar perspectivas equiescentes y deficientes. Coherencia. Cada una
de ellas será equiescente o deficiente desde el principio hasta el
final.
También podríamos trabajar un narrador menos frecuente: el narrador en
segunda persona.
Narrador en segunda persona
Se dirige a un tú, usted,
vosotros o ustedes.
Casos más habituales:
— En primera persona podremos emplearlo cuando el personaje con punto de
vista lleve a cabo un soliloquio (diálogo interno entre un yo y un tú).
— En estructuras epistolares. Resolveremos la novela mediante una larga
carta o un intercambio de cartas.
Al narrar en segunda persona, nos moveremos en la dualidad
yo-tú. La voz narradora conocerá la interioridad del yo y la
exterioridad del tú. Si conoce aspectos de la interioridad del tú,
habremos de justificarlos.
Algunas posibilidades para trabajarla:
— El yo puede ser protagonista (perspectiva equiescente) y
completarse con un tú.
— El yo puede referir la historia del tú (en este caso la
perspectiva del yo sería deficiente).
— El yo puede referir la historia de un tercer personaje al tú
(la perspectiva del yo también sería deficiente). El narrador conocerá
la interioridad del yo y la exterioridad del tú y del tercer
personaje. Si mencionara aspectos de la interioridad del tú o del tercer
personaje, tendríamos que justificar por qué los conoce.
Conclusión: El narrador
omnisciente absoluto, omnisciente relativo, equiescente, deficiente y en segunda persona admiten cliffhangers, flashforwards, flashbacks y raccontos
(saltos temporales hacia el pasado de mayor extensión que los flashbacks).
Cuando cualquiera de los narradores se refiera al futuro, y no se trate ni de un
cliffhanger ni de un flashforward, habremos de acompañar ese futuro con un
matiz de probabilidad. También lo utilizaremos si el narrador
alude a la interioridad de un personaje sin punto de vista o si menciona acciones ubicadas fuera del campo de visión del personaje con punto de vista. Referiremos los saltos temporales desde el punto de vista pertinente.
¡Ya conocemos la información esencial sobre el narrador!
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