La novela erótica suele ubicarse dentro de la novela de corte realista.
Los hechos que refiere, generalmente, pueden darse o haberse dado en el mundo
que conocemos.
Se basa en la descripción de
relaciones sexuales; esto es, muestra la intimidad de los personajes siempre
que haga avanzar el argumento. No tienen cabida ni el
puritanismo ni la pornografía. Se centra en la sensorialidad
del acto en sí; sin embargo, describir escenas
sexuales en términos que impliquen los cinco sentidos no basta. El juego
erótico se da en la psique de los personajes: complicidad emocional, sin ella
las escenas descritas serían pornográficas. Lo que estimula las emociones
del lector son las relaciones de complicidad entre los amantes, no el acto en
sí.
Se caracteriza por una
profusión de detalles, los cuales poseerán un porqué y una justificación.
Cumplirán una de las tres funciones siguientes:
― Harán avanzar el argumento.
― Otorgarán verosimilitud al
argumento.
― Desviarán la atención del
lector (pista/expectativa falsa).
En el cine las imágenes hablan
por sí solas, pero en literatura hay que construirlas mediante la palabra. La palabra en literatura es sensorialidad.
Es imagen, sonido, olor, sabor, sensación táctil, imaginación y recuerdo.
A continuación, vamos a citar
dos ejemplos de novela erótica:
Las edades de Lulú (Almudena Grandes).
El amante (Marguerite Duras).
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