En este artículo reflexionaremos sobre qué pasos debemos
dar al concluir nuestro manuscrito.
Manuscrito finalizado
Nuestro borrador ya casi puede considerarse literatura, ahora lo perfeccionaremos e intentaremos que salga a la
luz.
Índice
En primer lugar, crearemos un índice y lo situaremos al principio o al final. Si hemos
titulado los capítulos, el índice será obligatorio. Si los hemos numerado, será optativo.
Título
En segundo lugar, le asignaremos el título definitivo; el cual no ofrecerá información obvia ni
repetida. Supone el «envoltorio» de nuestra obra, por lo que seremos muy
cuidadosos con él.
Un título curioso es El crimen del cine Oriente (Javier Tomeo). En sí mismo
supone un cliffhanger; pues hasta
el final de la novela no sabemos quién va a ser asesinado, por quién ni por qué.
Derechos de autor
En tercer lugar, aseguraremos los derechos de
nuestra autoría. Una vez que hayamos terminado la novela, la
llevaremos al Registro de la Propiedad Intelectual de nuestra comunidad
autónoma. Suelen admitirlo impreso o grabado en un pendrive. Sería conveniente
que llamáramos antes para saber cómo lo quieren.
Lecturas ajenas
En cuarto lugar, se la ofreceremos a familiares y amigos para que la lean y nos den sus opiniones. También sería aconsejable la evaluación de un experto.
Tendremos en cuenta sus consideraciones,
sobre todo cuando nos comenten constructivamente los errores que han encontrado y les preguntaremos cómo los
subsanarían. Si alguien hiciera alguna crítica destructiva a nuestro
trabajo, le daríamos las gracias por su tiempo y la obviaríamos.
Concurso
En quinto lugar, buscaremos un concurso. Investigaremos y la enviaremos a uno que se ajuste a los parámetros de nuestra novela. Seguiremos sus bases a rajatabla.
Elegiremos uno modesto, pero con
prestigio. Mientras se falla, no nos permiten enviarla a otro concurso ni a ninguna editorial; así que seguiremos recabando información sobre otras vías para darla a
conocer.
Agentes y editoriales
En sexto lugar, buscaremos información en Internet sobre agentes literarios que trabajen con
autores poco conocidos y editoriales pequeñas y fiables.
Normalmente en sus webs indican cómo debemos hacerles llegar nuestro manuscrito. Esperaremos
con paciencia la respuesta, que tardará varios meses. Si al cabo de
cuatro o cinco no hemos recibido noticias, podríamos llamar o escribir un
correo electrónico a la persona pertinente. Nunca exigiremos nada ni nos
mostraremos pesados.
A continuación, vamos a mencionar algunas claves que nos permitirán
detectar a los agentes y editoriales fraudulentos:
1. Recibimos una respuesta rápida. Las editoriales serias, aunque sean
pequeñas, suelen encontrarse saturadas.
2. Nos dicen que tenemos un gran talento y que nuestro manuscrito está listo
para ser publicado.
3. Nos piden dinero. No estamos hablando ni de
autopublicación ni de coedición. Además, el agente se llevará un porcentaje de las
ganancias que obtengamos con la publicación de la novela; por lo tanto, un
agente literario serio jamás nos pedirá dinero antes. Sin embargo, podremos contratar servicios de corrección
profesional o de mercadotecnia que habremos de pagar.
4. No nos piden dinero, pero nos «obligan» a preparar las presentaciones. Cuando esto ocurre, después tenemos que comprar los ejemplares que no han sido vendidos.
5. Preguntaremos por la impresión de los ejemplares. Si nos comunican
que es por demanda: estamos ante otro claro ejemplo de fraude. Los estafadores imprimirán los solicitados (nuestros padres, abuelos, hermanos, amigos) y los venderán a precio
de oro, abonándonos una ínfima cantidad por cada venta. No llevarán a cabo
ningún tipo de corrección ni de promoción.
Para finalizar este apartado, vamos a examinar otras cuestiones
interesantes a la hora de enfrentarnos a la publicación de nuestra novela:
El hecho de que nos faciliten un ISBN no significa que no nos hallemos ante un fraude. Lo habitual, cuando somos autores principiantes, es que
nos ofrezcan tiradas de cien a quinientos ejemplares. Preguntaremos en qué comercios distribuyen su «mercancía» e iremos a alguno para asegurarnos de que no nos han engañado.
Si ya nos encontramos ante la firma de un contrato, revisaremos con lupa los apartados de traducciones y adaptaciones. Podríamos dejar de ganar mucho dinero si no les prestáramos
atención. Generalmente, sus cláusulas son abusivas. Lo más factible es que no se ejecuten traducciones, adaptaciones cinematográficas, televisivas ni teatrales de una obra. No obstante; si se realizaran y fueran
exitosas, apenas percibiríamos beneficios económicos por ellas.
Ante un posible contrato con una editorial, nos mostraremos seguros y humildes con nuestro trabajo. Escucharemos y sopesaremos los cambios que nos
sugieran. Nos dejaremos aconsejar por los profesionales, aunque no deberíamos perder la esencia de nuestro manuscrito en
pos de la publicación.
Autopublicación
En séptimo lugar, nos plantearemos autopublicar nuestra
novela. Si no hubiéramos tenido suerte en ningún concurso ni ninguna
editorial seria se hubiera interesado por nosotros, nos hallaríamos ante la posibilidad
de la autopublicación.
En este caso una opción interesante sería la plataforma Amazon. Amazon ofrece multitud de
servicios que podemos contratar y, por supuesto, abonar; pero, si optáramos por
no contratar ninguno, podríamos publicar desde cero euros.
Ventajas: publicamos a nuestro antojo y al precio que estemos dispuestos a pagar.
Inconvenientes: publica mucha gente a través de esta vía y se encuentran auténticos
bodrios. Es difícil sobresalir. También es cierto que si ofrecemos un producto
de calidad, tarde o temprano gozará de cierto éxito.
Si nos atreviéramos con esta opción, podríamos publicar
una novela infumable que arruinaría nuestra carrera literaria. Resulta harto complicado sacar a flote una reputación hundida sin un trabajo previo que avale al autor. Para que esto no ocurra, contrataremos los servicios
pertinentes (campaña publicitaria, corrección profesional, maquetación,
creación de un blog literario de calidad, etc.). Si somos expertos en estas
cuestiones, lo haremos nosotros.
Si necesitáramos estos servicios y nuestra economía no
estuviera en su mejor momento, esperaríamos a que nuestra situación financiera
mejorara. Mientras tanto, seguiríamos trabajando en nuevas novelas. Aceptaremos el hecho de que las
correcciones profesionales ajenas son extremadamente necesarias, es muy difícil corregirnos a nosotros mismos.
Existe otra vía: la coedición. Nos mostraremos vacilantes con ella, suele tratarse de una autopublicación
encubierta. En la autoedición el autor corre con todos los gastos y en la coedición el editor asume unos y el
autor, otros.
¡Ya tenemos claro qué hacer con nuestro manuscrito terminado!
Y en el próximo artículo vamos a aprender cómo se redacta una propuesta editorial.
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