Para
terminar de configurar nuestro estilo, además de leer buena literatura, tendremos
en cuenta lo que dijo Baltasar Gracián en Oráculo
manual y arte de prudencia: «Lo bueno, si breve, dos veces bueno».
Así,
evitaremos las siguientes cuestiones:
1.
Pleonasmos: repeticiones innecesarias.
Ejemplo:
Alfonso subió para
arriba.
2.
Otras repeticiones innecesarias.
Ejemplo:
María estaba muy
enfadada y se pasó toda la tarde gritando.
3. Adjetivos
que repiten información contenida en el sustantivo al que acompañan.
Ejemplo:
Aquellos gritos agudos
perforaron sus tímpanos.
4.
Adjetivos deducibles por contexto.
Ejemplo:
Laura sonrió complacida
tras descubrir que había obtenido un sobresaliente.
5.
Sustantivos abstractos deducibles por contexto.
Ejemplo:
Los ojos de Adela brillaron
de alegría al recoger el premio.
6.
Adverbios que repiten información contenida en el verbo al que acompañan.
Ejemplo:
Mario observó atentamente
el panel.
Nota:
Hemos de desterrar la idea de que los clásicos son aburridos, pues expresan
conflictos humanos atemporales; motivo por el cual nunca pasan de moda. Clásico
significa ʽdigno de imitaciónʼ; por ejemplo, las tragedias griegas o Don Quijote. Su
lectura nos ayudará a pulir la construcción de argumentos y el estilo.
La
calidad de nuestros referentes definirá nuestra literatura. No
podemos quedarnos anclados en determinados productos actuales que se venden
como literatura, y que en realidad no lo son. La
lectura de novelas como El guardián entre
el centeno (Jerome David Salinger), Del
amor y otros demonios (Gabriel
García Márquez) o La tregua (Mario
Benedetti) remueve algo en nuestro interior y nos permite contemplar la vida
con otros ojos: los de la sensibilidad.
La
lectura de la poesía de Miguel Hernández, José Hierro o Alejandra Pizarnik nos
ayudará a configurar la belleza de nuestro estilo.
La
belleza en literatura no se fundamenta en el uso continuo de palabras
rebuscadas y figuras retóricas. La belleza en literatura reside en la
utilización de la palabra adecuada en el momento preciso, en expresar con
sencillez ideas complejas.
Bueno,
no nos demoramos más y damos paso a la página titulada El estilo III.
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