Arruinaremos
un buen argumento si lo materializamos a través de un estilo inadecuado, ampuloso
e ininteligible. Para
evitarlo, tendremos en cuenta los siguientes aspectos básicos:
1.
Párrafos breves y de diferentes longitudes.
2.
Oraciones y frases breves, y de diferentes longitudes.
3.
Palabras sencillas, breves y concretas; evitando rimas y cacofonías.
4.
Obviaremos los lugares comunes en la voz narradora cuando no esté empastada con
la voz del personaje con punto de vista.
Ejemplo
de lugar común:
Llover a cántaros.
5.
Utilizaremos preferentemente términos específicos, en vez de genéricos.
Ejemplo
de término específico:
Manuel escuchaba el canto
de los gorriones.
Ejemplo
de término genérico:
Manuel escuchaba el canto de los pájaros.
6.
Grosso modo, optaremos por la
recreación física de la abstracción frente a la abstracción.
Ejemplo
de recreación física:
Rocío se mordía las uñas y resoplaba.
Ejemplo
de abstracción:
Rocío estaba nerviosa.
7.
Nos aseguraremos de que los adjetivos que utilizamos no repiten información contenida
en el sustantivo al que acompañan, ni admiten recreación física ni son
deducibles por contexto.
8. Comprobaremos
que los sustantivos abstractos que empleamos no admiten recreación física ni
son deducibles por contexto.
9.
Nos cercioraremos de que los adverbios que empleamos no repiten información
contenida en el verbo al que acompañan y de que no abusamos de los adverbios
terminados en -mente.
Bueno,
no nos demoramos más y damos paso a la página titulada El estilo II.
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