martes, 23 de octubre de 2018

El motor de nuestro argumento I


Ya hemos visto que el motor de nuestra novela es su argumento; pero ¿cuál es el motor de nuestro argumento? Evidentemente, los personajes. Sin ellos cualquier argumento se tornaría inviable.

            Vamos a dividirlos en principales, secundarios y circunstanciales.

Principales: protagonistas y antagonistas o coprotagonistas.  Los protagonistas pueden ser héroes, antihéroes o villanos trágicos y los antagonistas o coprotagonistas,  antihéroes, villanos trágicos o villanos clásicos.

Secundarios: mentores del protagonista, mentores del antagonista, aliados del protagonista y aliados del antagonista.

Circunstanciales: circunstanciales con entidad y sin entidad. Los circunstanciales con entidad pueden ser personajes «besugo», mensajeros y guardianes del umbral.


Héroe

Los héroes están del lado del bien y se caracterizan por poseer unos valores éticos y morales firmes. Realizan hazañas encomiables, llegando a anteponer aquello en lo creen a su propia vida. Ningún héroe alcanzará la perfección (dos o tres defectos definirán su «lado oscuro»).

Ejemplo de héroe: Diego Alatriste y TenorioEl capitán Alatriste (Arturo y Carlota Pérez Reverte).

Un héroe también podría ser un cartero, que salva la vida de un anciano, o un padre viudo que trata de sacar a sus hijos adelante.


Antihéroe

Los antihéroes están del lado del bien porque les conviene. Poseen varios defectos y algunas virtudes, y tienen su propio código ético. No realizan hazañas encomiables y no están dispuestos a perder la vida por ningún ideal. Normalmente aparecen acompañados de algún matiz cómico.

Ejemplo de antihéroe: Lázaro González Pérez, El Lazarillo de Tormes (anónimo).


Villano trágico

Los villanos trágicos se caracterizan por arrastrar un pasado doloroso, el cual justifica su maldad. Suelen caer bien. Poseen muchos defectos y muchas virtudes.

Ejemplo de villano trágico: Claude Frollo, Nuestra Señora de París (Victor Hugo).


Villano clásico

Los villanos clásicos representan la encarnación del mal. No tienen escrúpulos y podrían ser psicópatas o sociópatas. Poseerán por lo menos una virtud.

Ejemplos de villanos clásicos: Yago y el cerdo NapoleónYago es un personaje de la tragedia Otelo (Shakespeare) y el cerdo Napoleón (que simboliza la figura de Stalin) es un personaje de Rebelión en la granja (George Orwell).


Mentores

Los mentores son los maestros de los protagonistas y antagonistas. Un mentor puede saber más en la teoría (pero no en la práctica) que el héroe, antihéroe o villano. Aunque también podría darse el caso de que fuera un antiguo héroe, antihéroe o villano.

Ejemplo de mentor: Gandalf, personaje de El hobbitEl señor de los anillos (J. J. R. Tolkien). Gandalf es el mentor de Bilbo, Frodo, Aragorn, etc.


Aliados

Los aliados acompañan a los protagonistas y antagonistas en sus andanzas.

Aliados de Frodo (El señor de los anillos): Pippin, Sam, Merry, etc.


Personajes «besugo»

Los personajes «besugo» ofrecen informaciones importantes para la resolución del argumento. Sus vivencias generan anécdotas, que pueden convertirse en minitramas. Estas minitramas y anécdotas se integran en las tramas principales y secundarias.

Ejemplo de personaje «besugo»: el forense que explica, con todo lujo de detalles, al detective protagonista la causa de la muerte de la mujer cuyo asesinato está investigando.


Mensajeros

Los mensajeros revelan, en un «descuido», una información importante para el avance del argumento; información que tal vez de otro modo no hubiera sido descubierta. Un mensajero podría configurarse a través de la típica vecina chismosa. Sus vivencias generan anécdotas, que pueden convertirse en minitramas. Estas minitramas y anécdotas se integran en las tramas principales y secundarias. También se concretizan mediante sueños, cartas y notas.


Guardianes del umbral

Los guardianes del umbral obstaculizan la entrada del «nuevo mundo» al que neccesita acceder  el protagonista, antagonista o secundario. Normalmente para traspasarlo: el personaje ha de superar una prueba o pagar un tributo.

Sus vivencias generan anécdotas, que pueden convertirse en minitramas. Estas minitramas y anécdotas se integran en las tramas principales y secundarias. Podrían erigirse en guardianes del umbral los hijos de nuestra protagonista, que no están dispuestos a aceptar al nuevo novio de su madre viuda. Es frecuente que estos personajes se hallen a medio camino entre el estatus de secundario y circunstancialTambién se verifican mediante sentimientos y actitudes, y otras veces están representados por estatuas u otro tipo de objeto.


Personajes circunstanciales sin entidad

Los personajes circunstanciales sin entidad tienen una función de bulto o relleno. Ayudan a completar las tramas y contextualizar espacial, sensorial y socialmente las escenas. Son muy importantes a la hora de evitar el efecto túnel.

El efecto túnel se produce cuando estamos tan ensimismados narrando la acción principal de una escena que olvidamos los sucesos que ocurren a su alrededor. Cuando dicho efecto se genera, es como si viéramos una película cuyos decorados fueran sábanas azules. Así, si un personaje es atropellado: algún circunstancial gritará, otro intentará ayudar, etc.


Bueno, no nos demoramos más y damos paso a la página titulada Los personajes.

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