El resumen también corre a cargo del narrador. Grosso
modo; resumiremos
información que no incide en el avance argumental, pero le ofrece
verosimilitud.
El resumen suele nutrirse de la abstracción.
Ejemplo: Antonio estaba muy enfadado.
Nunca resumiremos y describiremos de manera simultánea
una misma información.
Ejemplo con error: Antonio
estaba muy enfadado (resumen/abstracción) y dio un puñetazo contra la pared (descripción/recreación física).
Para evitarlo, hemos de decantarnos por
una de las siguientes opciones:
1. Antonio estaba muy
enfadado.
2. Antonio dio un
puñetazo contra la pared.
El lector no necesita informaciones duplicadas.
A través del resumen le ofrecemos información que
necesita conocer; sin embargo, es información que no requiere ni ver ni sentir.
Cuidado: Un
exceso de resúmenes provoca un estilo informativo y aburrido.
El estilo ideal
es aquel que combina adecuadamente en la voz narradora resúmenes y descripciones.
Esto es, tenemos que decidir qué informaciones resumiremos y cuáles describiremos. Y yendo un poco más lejos: diremos que el estilo ideal es aquel que articula las
informaciones que constituyen el argumento (sin repetirlas) mediante los resúmenes, descripciones, actividades mentales y diálogos.
Las descripciones, las actividades mentales y los
diálogos inciden en el avance del argumento.
Los resúmenes otorgan verosimilitud al argumento.
Bueno, no nos demoramos más y damos paso a la página
titulada El resumen del narrador.
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