Mediante capítulos, escenas y párrafos organizaremos el
contenido de nuestra novela. En esta estructura insertaremos nuestro argumento.
La novela se compone de capítulos.
Los capítulos, de escenas.
Las escenas, de párrafos.
Los párrafos, de oraciones y frases.
Las oraciones y frases, de palabras.
Los capítulos
aparecen titulados o numerados.
Las escenas
aparecen separadas unas de otras mediante un espacio activo en blanco.
Los párrafos
coinciden con los punto y aparte.
Las oraciones coinciden con los punto y seguido.
En cuanto a las
palabras: evitaremos las repeticiones innecesarias, rimas y cacofonías. Detectaremos las rimas y cacofonías mediante una lectura en voz
alta.
Así, es muy importante que diferenciemos entre la
estructura profunda (qué contamos) y
la estructura superficial (cómo lo
contamos) de una novela. No podemos permitirnos fallos en ninguno de los dos
ámbitos, ya que tenemos que contar algo digno de ser contado y contarlo bien.
El qué y el cómo suponen dos caras de una misma
moneda, hallándose indisolublemente unidos. Ninguno es más importante que el
otro y ninguno puede ser entendido al margen del otro.
Bueno, no nos demoramos más y damos paso a la página
titulada Estructura externa de la novela.
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