lunes, 10 de diciembre de 2018

¿Primera o tercera persona?


El narrador es el personaje privilegiado que refiere nuestro argumentoSus formas más habituales son la primera y la tercera persona.

La primera persona supone un narrador interno. Es decir, el narrador es un personaje del argumento que está relatando.

La tercera persona supone un narrador externo. Es decir, el narrador es un personaje ajeno al argumento que está relatando.

Ambos narradores pueden ser protagonistas o testigos de los hechos que refieren.

Narrador protagonista: punto de vista interno.

Narrador testigo: punto de vista externo.

Tanto en primera como en tercera persona, tendremos siempre en cuenta qué puede saber y qué no puede saber el personaje con punto de vista. Así, si contamos nuestro argumento desde el punto de vista Silvia: sopesaremos qué puede saber y qué no puede saber. Silvia conocerá, grosso modo, su interioridad y la exterioridad ajena. Entonces, podrá mencionar y describir sus sentimientos, emociones y el aspecto físico de los otros personajes.

El narrador se introduce en el cerebro del personaje con punto de vista. Además, la «cámara» que registra los acontecimientos relatados por el narrador se encuentra en los ojos de dicho personaje. Cuando el personaje con punto de vista alude a su aspecto físico, suele hallarse ante un espejo.

En tercera persona también podemos trabajar el punto de vista neutro. Este supone el modo más cinematográfico de narrar. Consiste en un punto de vista externo y ajeno a todos los personajes. Por lo tanto, el narrador solo puede referir lo que se ve y se oye sin adentrarse en la interioridad de ningún personaje.

Cuando trabajamos un narrador en tercera persona: contaremos nuestro argumento desde un punto de vista situado en un personaje, desde un punto de vista neutro o desde diferentes puntos de vista. Si optáramos por diferentes puntos de vista, utilizaríamos uno por escena.

Escena: unidad de lugar, tiempo, acción y punto de vista. Cambiaremos de escena siempre que uno de estos elementos varíe. Efectuaremos el paso de una a otra mediante un espacio activo en blanco.

Podríamos referir nuestro argumento sirviéndonos de diferentes voces narradoras. Si este fuera nuestro caso, utilizaríamos un único narrador por capítulo. Por ejemplo, vamos a trabajar con tres voces narradoras. Una primera persona protagonista, una primera persona testigo y una tercera persona con dos puntos de vista: protagonista y testigo.

María: primera persona protagonista.
Antonio: primera persona testigo.
Manuel: tercera persona protagonista.
Carla: tercera persona testigo.

Teniendo en cuenta la información anterior, referiremos unos capítulos en primera persona y otros en tercera. Relataremos unos capítulos en primera persona desde el punto de vista de María y otros desde el punto de vista de Antonio. En el seno de los capítulos en tercera persona, relataremos unas escenas desde el punto de vista de Manuel y otras desde el punto de vista de Carla. Las informaciones que vayamos ofreciendo mediante los diferentes narradores y sus puntos de vista serán complementarias, no repetitivas.

Las novelas de focalización interna suelen estar narradas en primera persona protagonista. Por ejemplo, El extranjero (Albert Camus), La tregua (Mario Benedetti) o El guardián entre el centeno (Jerome David Salinger).

El silencio de las sirenas (Adelaida García Morales) supone un caso curioso dentro de este tipo de novela, pues está narrada en primera persona testigo. María (el personaje narrador) refiere la trágica historia de Elsa a partir de unas cartas de la protagonista y de las anécdotas acaecidas durante su amistad. Estas cartas y sus conversaciones justifican por qué María conoce la interioridad de Elsa.

Bueno, no nos demoramos más y damos paso a la página titulada El narrador.

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