El contenido de una novela se configura mediante el
argumento, los personajes, el narrador, el punto de vista y las coordenadas espaciales y temporales. El
argumento constituye su eje y el resto de componentes gira en
torno a él.
Repartiremos la materia argumental en capítulos.
Los
capítulos se escinden en escenas.
Las
escenas, en párrafos.
Los párrafos, en oraciones y frases.
Capítulo:
división del contenido de una novela con la intención de facilitar su
comprensión. Los numeraremos o titularemos.
Escena:
unidad narrativa mínima. Unidad de lugar, tiempo, acción y punto de vista. Cambiaremos de escena siempre que uno de estos elementos varíe. Efectuaremos el paso de
una a otra mediante un espacio activo en blanco.
Párrafo:
fragmento de un texto en prosa que finaliza con un punto y aparte.
Oración: estructura lingüística dotada de sentido completo cuyo núcleo es una
forma verbal conjugada. Finaliza con un punto y seguido.
Frase: estructura lingüística dotada de sentido completo y carente de una forma
verbal conjugada (ejemplos: ¡qué frío!,
ojalá, hola, buenos días, prohibido fumar). Finaliza con un punto y seguido.
Palabra: unidad lingüística dotada de significado. Aparece separada de las demás
mediante pausas en la pronunciación y espacios en blanco en la
escritura.
Utilizaremos palabras sencillas y
breves; desechando rimas, cacofonías y repeticiones innecesarias.
Dosificaremos
el contenido del argumento a través de los tres niveles narrativos:
Voz narradora (nivel narrativo 1)
En
cualquiera de ellos podemos imbricar saltos temporales (flashback, racconto y flashforward), metaliteratura, sueños,
digresiones, historias incrustadas, efecto Rashomon y contrastes.
Una
vez que tenemos claro todo lo anterior, gestionaremos las informaciones.
Pautas:
1. Toda información poseerá un porqué y una justificación: incide en el
avance argumental, le otorga verosimilitud o desvía la atención del lector
(expectativa falsa).
2. No ofreceremos información obvia ni deducible; salvo que contenga un porqué.
3. Desde el principio de cada escena el lector sabrá quién habla o piensa,
dónde, cuándo y el punto de vista desde el que la referimos.
4. Dosificaremos el contenido de las expectativas (informaciones esenciales para
comprender el desarrollo del argumento, que ocultaremos de manera temporal).
5. No repetiremos información. Las informaciones que vayamos ofreciendo serán complementarias, no repetitivas.
Bueno,
no nos demoramos más y damos paso a la página titulada La gestión de la información.
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