jueves, 2 de mayo de 2019

¿Cómo organizamos la información?


El contenido de una novela se configura mediante el argumento, los personajes, el narrador, el punto de vista y las coordenadas espaciales y temporalesEl argumento constituye su eje y el resto de componentes gira en torno a él.

Repartiremos la materia argumental en capítulos.
Los capítulos se escinden en escenas.
Las escenas, en párrafos.
Los párrafos, en oraciones y frases.
Capítulo: división del contenido de una novela con la intención de facilitar su comprensión. Los numeraremos o titularemos.

Escena: unidad narrativa mínima. Unidad de lugar, tiempo, acción y punto de vista. Cambiaremos de escena siempre que uno de estos elementos varíe. Efectuaremos el paso de una a otra mediante un espacio activo en blanco.

Párrafo: fragmento de un texto en prosa que finaliza con un punto y aparte.

Oración: estructura lingüística dotada de sentido completo cuyo núcleo es una forma verbal conjugada. Finaliza con un punto y seguido.

Frase: estructura lingüística dotada de sentido completo y carente de una forma verbal conjugada (ejemplos: ¡qué frío!, ojalá, hola, buenos días, prohibido fumar). Finaliza con un punto y seguido.

Palabra: unidad lingüística dotada de significado. Aparece separada de las demás mediante pausas en la pronunciación y espacios en blanco en la escritura.

Utilizaremos palabras sencillas y breves; desechando rimas, cacofonías y repeticiones innecesarias.

Dosificaremos el contenido del argumento a través de los tres niveles narrativos:
Voz narradora (nivel narrativo 1)
Actividad mental (nivel narrativo 2 [artículos 25 y 26])
Diálogo (nivel narrativo 3)

En cualquiera de ellos podemos imbricar saltos temporales (flashback, racconto y flashforward), metaliteratura, sueños, digresiones, historias incrustadas, efecto Rashomon y contrastes.

Una vez que tenemos claro todo lo anterior, gestionaremos las informaciones.

Pautas:
1. Toda información poseerá un porqué y una justificación: incide en el avance argumental, le otorga verosimilitud o desvía la atención del lector (expectativa falsa).
2. No ofreceremos información obvia ni deducible; salvo que contenga un porqué.
3. Desde el principio de cada escena el lector sabrá quién habla o piensa, dónde, cuándo y el punto de vista desde el que la referimos.
4. Dosificaremos el contenido de las expectativas (informaciones esenciales para comprender el desarrollo del argumento, que ocultaremos de manera temporal).
5. No repetiremos información. Las informaciones que vayamos ofreciendo serán complementarias, no repetitivas.
6. Dejaremos un espacio para la imaginación del lector (subtexto).


Bueno, no nos demoramos más y damos paso a la página titulada La gestión de la información.

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